El fiscal general, Alejandro Gertz Manero, sintetizó en dos hipótesis el desastre que fue la incautación del rancho Izaguirre, en noviembre pasado, por parte de las autoridades locales y estatales de Jalisco: negligencia o convivencia con la delincuencia organizada.

 

Cualquiera de las teorías, supone un grado de complicidad ya sea por obra o por omisión, lo que demuestra la penetración del narco en las estructuras de gobierno de los municipios y algunos estados en los que tiene amplia presencia.

 

Gertz, cuidadoso en extremo, no anunció ningún número de víctimas ni adelantó información sobre las investigaciones que la fiscalía a su carga ha realizado en el rancho ubicado en Teuchitlán, Jalisco.

 

De hecho, la FGR sí atrajo el caso, pero está a la espera de que la fiscalía de Jalisco entregue el expediente sobre las investigaciones que en su momento realizó, cuando fue notificada de la existencia del lugar, a finales del año pasado.

 

Gertz reprochó la falta de profesionalismo de los investigadores locales, que tuvieron la responsabilidad de profundizar en el análisis de los restos encontrados (huesos, mochilas, zapatos, cobijas, libretas) y de resguardar el inmueble, algo que no hicieron por alguna razón.

 

Las pesquisas de Gertz apuntan a las policías locales y estatales y al exfiscal de Jalisco, Luis Joaquín Méndez Ruiz , responsable en su momento de las investigaciones.

 

Gertz, sin referirse a personajes ni partidos específicos, cuestionó el actuar de las autoridades municipales y estatales en ese caso en particular, dada la magnitud del descubrimiento.

 

Pero quien no se guardó nada, fue el presidente del PRI, Alejandro Moreno, quien responsabilizó directamente al partido Movimiento Ciudadano de estar coludido en lo que llamó un “narcogobierno”.

 

El también senador acusó que ni el exgobernador Enrique Alfaro, ni el actual mandatario estatal, Pablo Lemus ni el presidente del partido, Jorge Álvarez Máynez, han salido a ofrecer una explicación, ni siquiera una disculpa a las familias que han sufrido la tragedia de una desaparición forzada.

 

Gertz prometió la verdad, sin adjetivos.

 

Veremos.

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Desde su cabina en clase premier, rumbo a París, el senador Gerardo Fernández Noroña debió enterarse del desastre que provocaron sus declaraciones sobre un presunto “campañón” en contra del gobierno morenista, atribuido a “la oposición carroñera”.

 

En el Senado, valiéndose de la presidencia de la Mesa Directiva, Morena evitó que el tema fuera discutido en la sesión plenaria.

 

Pero no pudo evitar que algunos senadores de oposición, como Lilly Téllez , manifestaran su enojo por la forma en la que el caso Teuchitlán está siendo tratado por y desde el gobierno.

 

La Cámara de Diputados, sobre el mismo tema, se convirtió en tianguis, mientras Fernández Noroña disfrutaba su viaje en primera clase.

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Lo de la aprobación de las corridas de toros “sin sangre”, hecha por los diputados locales de la CDMX, sepulta de manera definitiva esa tradición ancestral.

 

Los diputados votaron a favor de que hubiera corridas en las que no se sacrificara ni lastimara al toro, es decir, por convertir la llamada fiesta brava en un espectáculo circense.

 

Peeero, los diputados no recordaron que sus antecesores aprobaron la prohibición de espectáculos con animales; por ejemplo, en los circos desde hace algunos años no hay domadores de leones, ni elefantes que se paran en una pata, ni camellos, ni ningún otro animal.

 

Así que tampoco habría posibilidad de que, eventualmente, hubiera corridas sin sangre como en Portugal o Francia, porque están prohibidos los espectáculos con animales.

 

En conclusión: QEPD a las corridas de toros y, en pocos años, a los toros de lidia mismos.

 

     @adriantrejo

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