En las fábricas de percepciones existen enormes líneas de producción. Los colores ideológicos de los “productos” se tangibilizan entre buenos y malos, y la categorización la imponen los intereses de los dueños de la industria. Es decir, el ADN de las noticias no sólo tiene una esencia ideológica, también posee un cuerpo biológicamente inorgánico que puede, inclusive, tangibilizarse.
De manera inconsciente integrantes de la sociedad aplauden la existencia de la zona franca en la que se asientan los integrantes de percepciones dirigidas pues, argumentan, sin agenda sólo quedaría el caos. Lo mismo Fox News que Telesur; CNN o Al Jazeera; The New York Times o La Nación, los medios requieren de editores brillantes para generar un conjunto de percepciones inorgánicamente dirigidas.
En efecto, las percepciones dirigidas son necesarias para gestionar las millones de palabras que se producen al minuto, de lo contrario, el caos en la era de la información contagiaría a los entes que toman decisiones todos los días todos los minutos todos los segundos.
La receta del pensamiento o percepción dirigida es elaborar un guion llamado storytelling cuyo contenido, primero, sea convincente, y segundo, emotivo. La descripción de personajes es toral para que los consumidores del espectáculo logren categorizar de manera fácil y amena a los buenos y los malos. (En México, por ejemplo, las telenovelas generaron externalidades positivas a miles de ciudadanos que no conocían el término “planificación familiar”. Gracias a las tramas los televidentes “tangibilizaron” aquella máxima publicitaria que trataba de calar con “la familia pequeña vive mejor”.)
Otro ejemplo de pensamiento dirigido lo observamos en el conflicto que mantiene a Ucrania tenso entre dos fuerzas: Rusia y Estados Unidos en alianza con la Unión Europea, o si se prefiere bajo las siglas que nos hacen viajar al siglo pasado: OTAN.
Si bien es cierto que la visión del presidente ruso contemporiza la idea imperial de una Rusia cuya ideología fue sacudida poco antes de la desaparición de la Unión Soviética, también hay que decir que la estrategia fallida de la Unión Europea respecto a tender una alianza con Ucrania generó un cortocircuito en la “sala de máquinas” del entonces presidente Yanukóvich. Putin sabía que una colisión extrema entre la Unión Europea y Rusia dejaría inconsciente a Crimea, cuyos componentes étnicos son mayoritariamente rusos. ¿No supieron Catherine Ashton y John Kerry (encargados de las diplomacias europea y estadunidense, respectivamente) que un jaloneo con Ucrania terminaría liberando la tensión acumulada en Crimea? Si la respuesta es negativa, creo, que ambas personalidades tendrían que renunciar por ingenuos.
Lo que resulta increíble es la producción industrial de la información sobre lo ocurrido el viernes pasado en Odesa.
Odesa, un bello puerto situado en el Mar Negro con poco más de un millón de habitantes. El poeta Pushkin calificó al puerto como la más europea de las ciudades rusas. Probablemente lo dijo debido a que su esteticismo arquitectónico abreva de escuelas italiana y francesa, de ahí que su atmósfera retiene un poderoso imán que atrae a millones de turistas que la visitan al año.
El sábado pasado decenas de prorrusos se atrincheraron en la Casa de los Sindicatos, en la ciudad de Odesa, tras haberse enfrentado con partidarios del régimen de Kiev. Como se sabe, existe un operativo llamado antiterrorista que es articulado por el presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchínov, y el objetivo del mismo es impedir la escalada de movimientos secesionistas en el este del país. A los milicianos ucranios les pareció fácil incendiar el inmueble. Cuarenta y seis muertos por asfixia y/o por saltar al vacío.
La zona franca de producción de percepciones logró que la noticia recibiera una atmósfera nimia o repelente de color amarillo. Ser sensacionalista requiere de magnificar o potenciar tragedias, es decir, transportarlas de un estado naturalmente grave a uno épico. Lo de Odesa, para muchos medios de comunicación, no mereció atención alguna debido a que del lado ruso se encuentra el “monstruo Putin”.
Durante las guerras las matemáticas toman cara de investigación de operaciones; Arsén Avákov, ministro del Interior ucranio, declaró que el gobierno se encuentra en plena “operación antiterrorista” en la región este de Ucrania, mismo operativo que no existió en Crimea por obvias razones (mayoría rusa de la población). Ahora, en provincias como Donetsk, donde los rusos no son mayoría, el gobierno de Turchínov sí está dispuesto a aplicar operativos antiterroristas.