El paraíso está punto de pozol. Y a la clase política tabasqueña como que ni Pepe del Rivero ni Carmito les alegran el oído, porque Tabasco no es su edén prometido, no para muchos de sus integrantes…

 

El nuevo gobernador, Arturo Núñez Jiménez, tomó posesión el primer día de este año y, de inmediato, comenzó a dar a conocer su gabinete legal y ampliado. Pero muchos perredistas que se creen con méritos y con trabajo esforzado para conseguir la mayoría electoral para su candidato y para su partido, se quedaron mirando al infinito y con las manos en las bolsas, dicen.

 

Los perredistas locales se quejan de que el nuevo Ejecutivo los está desplazando para dar más espacios a los representantes de Morena, la organización de Andrés Manuel López Obrador que ya hizo su solicitud ante el IFE para obtener su registro como partido político, y no obstante que en la Cámara local los perredistas son mayoría con 19 diputados frente a un PRI con 8 y 2 el PAN…

 

… Y dan nombres de Morenos: Rodolfo Lara Lagunas en la Secretaría de Educación; Mónica Fernández Balboa en la Secretaría de Desarrollo Social, el general Audomaro Martínez Zapata en la Secretaría de Seguridad Pública… y así. Acaso el representante perredista con mejor posición es Raúl Ojeda Zubieta, quien funge como secretario general de Gobierno.

 

Pero también critican que el gobernador Arturo Núñez hace juegos de equilibrio insalvables pues, aparte de tener que “incumplirle” al perredismo local, no quiere quedar mal con la federación priísta y mucho menos con Andrés Manuel López Obrador a quien recibió por todo lo alto el 17 de enero, dos días después de que estuvo en la entidad el presidente Enrique Peña Nieto.

 

Mientras, el priismo local se ha ido a la cargada perredista para conseguir pigüas en agua revuelta. Este será uno de los problemas políticos iniciales del nuevo gobernador. Ya veremos cómo lo resuelve para evitar que se subvierta el edén.

 

Lo del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) no es sólo que el comisionado Ángel Trinidad Zaldívar le haya cantado dos o tres rancheras al nuevo presidente de la Institución, Gerardo Laveaga Rendón, a quien acusó de perezoso e indolente cuando se aprestaba a tomar posesión de su nombramiento el lunes pasado en sustitución de Jaqueline Peschard, sino que lo ocurrido ahí muestra una grave crisis interna y un serio problema de gobernabilidad y de confiabilidad.

 

De hecho, uno de los argumentos de Trinidad Zaldívar fue la debilidad profesional del nuevo presidente del Instituto, como también la fragilidad democrática de sus integrantes. Y preguntó públicamente la razón del voto de dos comisionadas, Sigrid Arzt y María Elena Pérez-Jaén. En particular de la primera, a quien recordó su “falta de ética” y que “se le investiga por un presunto conflicto de intereses” y sugirió que su voto pudo tener el sentido de conseguir solución a este grave problema.

 

Graves acusaciones todas. El IFAI queda muy dañado no sólo en imagen, sino en su integración y en la transparencia y libertad con la que deberán llevar a cabo su tarea. Gerardo Laveaga tendrá que demostrar que puede con la oficina de la presidencia, tan ambicionada por él, y además tendrá que dar cuentas de que Ángel Trinidad estaba equivocado, de lo contrario, debilitará aún más al IFAI, de cuyo nombre no quiso acordarse el presidente Peña Nieto.

 

En realidad las denuncias públicas de que las empresas de la señora Claudia María Rincón Pérez se sirvieron con la cuchara grande durante la administración anterior, al conseguir múltiples contratos y vender servicios y productos a las oficinas públicas, no conducirán a nada más que el escándalo mediático: “todo se hizo en ley”.

 

Aunque se haya publicado que para conseguir contratos millonarios se presume que la empresaria organizaba compañías diferentes en donde aparecían familiares como sus cuñados, madre, hermana y ex esposo y que participaban varias de sus empresas en un mismo concurso y que presumiblemente se hacían “cuates” de los funcionarios de adquisiciones para obtener información privilegiada y comerle el mandado a sus competidores… y que presumiblemente se embolsaron una buena lana.

 

El tema es que urge una revisión mucho más cuidadosa de los procedimientos de adquisiciones de bienes y servicios en la administración pública; urge que se circule a los funcionarios que ocupan las direcciones de adquisiciones; urge que precisamente en esas oficinas se transparente y se audite periódicamente tanto el ejercicio público como los bienes de sus titulares… De otra manera muchas contrataciones seguirán siendo francamente delincuenciales y costosas, para todos aquí.

 

Vaya que uno no entiende qué pasa ahí. Resulta que la revista Cámara se editaba en la Cámara de Diputados, precisamente, para dar a conocer el resultado de los trabajos de los diferentes centros de investigación con que cuenta el Congreso para nutrir de criterios e información a los diputados.

 

La publicación registraba lo que estos institutos investigaban y obtenía y que se podía divulgar públicamente. Pero ¿qué pasó ahí? El último número de la publicación apareció en septiembre del año pasado. ¿Y por qué podría haber aparecido hasta enero de este año el número correspondiente a octubre, fechado en octubre de 2012, en donde se muestra en portada al entonces presidente de la Cámara de Diputados, Jesús Murillo Karam, hoy procurador General de la República, y que, por lo mismo, la tienen guardadita porque así se ve más bonita…? ¿El trámite de pago sigue su marcha con ejemplares en el administrativo? ¿De cuánto estamos hablando? ¿Y la revista en dónde está?

 

El hijo de mi amigo se desapareció de pronto. El padre angustiado lo buscó por cielo-mar y tierra. Días después recibe una llamada de Las Vegas: “Papá, manda más dinero: vamos ganando”.