A los observadores políticos objetivos e imparciales les llama poderosamente la atención -como dicen los analistas cursis- que el doctor César Longines Camacho se le fuera a la yugular al Basuritas (será Basurotas, por lo millonetas).
Y es que hace unos cuantos días, el “doc” se había entrevistado con Cuauhtémoc Gutiérrez para expresarle que el líder, el verdadero, claro, estaba medio sorprendido por los mensajes que estaba enviando en sus discursos, declaraciones, entrevistas, reportajes, donde prácticamente decía que el CEN del PRI y el gobierno federal “le hacían los mandados”. Presumía que ni uno ni otro lo podían rebasar “por la izquierda o por la derecha” para arrebatarle el control del tricolor del Distrito Federal porque tiene bajo su dominio 95% de los órganos de dirección del partido (v. EL UNIVERSAL del pasado 2 de marzo).
En la susodicha entrevista le preguntaban al Basurotas ¿Qué ha hecho mal la dirigencia nacional? Y respondía: “Creo que no podemos juzgar a priori a personajes que han estado vinculados al partido sin que hayan sido sometidos a un juicio real (como Humberto Moreira, por ejemplo); no se puede medir con una vara a unos y con una distinta a otros. Somos un partido político y no un tribunal de justicia; tenemos el derecho constitucional de ser inocentes hasta que se nos pruebe lo contrario. Yo no quisiera ver al Comité Ejecutivo Nacional como una parte inquisidora”. ¡Tómala, doctorcito!
En otra parte de la entrevista, Gutiérrez deja entrever que el CEN del PRI y el gobierno federal no quieren “hacerle mosca” al priista, perdón, al perredista, otra vez perdón, bueno, a Miguel Mancera. “Yo observo que en el CEN ven al DF como una causa perdida”, afirmó. Ya encarrerado, se quejó de que en el 2012 no llegó a ser senador porque “la alianza con el PVM llevó al equipo de Peña Nieto a dar espacios a un partido sin mérito. Antes decíamos que éramos soldados del PRI. Pero tengo aspiraciones para ser un general. Hasta a los soldados rasos que se mueren los suben de rango”. Remató.
Cuando Camacho leyó estas declaraciones, lo llamó y dicen que le espetó: ¿Por qué no te pones la verde, mi Cuau? Pues porque no me quieren, le respondió. Y sostuvieron una larga conversación, al final de la cual el Piojo, perdón, el dirigente del tri se comunicó con uno de los “altos mandos” en Los Pinos para decirle, palabras más, palabras menos: Este cuate es un peligro. ¿Para la sociedad?, se apresuraron a preguntar algunos. No, para el “Nuevo PRI”. ¿Y qué hacemos con él?, cuestionaron. ¡Pues vamos a ver!, fue la respuesta.
Tardaron justo un mes en buscar la forma de “deshacerse” del Basurotas. ¡Ya se les había hecho tarde!, exclaman los observadores. Bueno, más vale tarde que nunca, porque están cada vez más cercanas las elecciones intermedias de julio de 2015, y el impresentable Cuauhtémoc Gutiérrez no garantizaba nada al partido en el poder federal, que también quiere recuperar el poder en la capital de la República, aunque sea con algunos diputados federales, asambleístas y jefes delegacionales.
Lo que posiblemente seguirá a la medida largamente pospuesta de guillotinar a Cuau podría ser una alianza electorera en lo oscurito entre el PRI de César y el PAN de Gustavo, para ver cuántas posiciones políticas pueden arrebatarle entre los dos al PRD en la Ciudad de México. Si a eso agregamos que el PRD está en vías de lenta pero segura extinción -gracias a sus fracturas internas y al nacimiento de la Morena lópezobradorista-, resulta lógica y natural la muerte política de un dizque "líder de masas" priista, que lo único que amasó fue una considerable fortuna que algunos malosos consideran mal habida.
Es obvio suponer que Camacho no da brinco sin huarache y que el trancazo fue con el consentimiento o acatando la orden del auténtico, legítimo y verdadero líder del "nuevo" PRI del siglo XXI. Por lo tanto, estaría loco si se pone al brinco. Le llegó su hora y que se dé de santos si se libra de que lo manden a Reno, no a Las Vegas, sino a uno que está en el Oriente de la Ciudad de México.
AGENDA PREVIA
En público y en privado, Manlio Fabio Beltrones manifiesta su confianza para que tanto el PAN como el PRD lleguen a buen puerto en sus procesos internos, toda vez que al estabilizarse le permitirán al tricolor conjuntar esfuerzos para aprobar las reformas que necesita el país. El PRI, por sí solo, ha reconocido el coordinador de los diputados tricolores, no puede hacerlo y necesita que lo acompañen.