Interior de una casa. Obscuridad, silencio, noche. La cámara apunta hacia un pasillo que da a las recámaras, mismas que se encuentran con la puerta cerrada. Una de ellas se abre y vemos salir, lentamente, la silueta de un diablo rojo (cola, patas de cabra, cuernos), brillante y sin rostro, que carga una caja de herramientas. Despacio, el diablo pasa por todas las habitaciones y entra en una donde duerme una pareja. Desde otra habitación, con la puerta entrecerrada, un niño observa.

 

Esta es una de las primeras y más enigmáticas imágenes de Post Tenebras Lux, el más reciente largometraje de Carlos Reygadas y que le hiciera merecedor no sólo al premio a mejor director en el pasado festival de Cannes, sino también a un alud –según se consignó en la prensa- de rechiflas por parte de la crítica especializada que acudió a la exhibición de la cinta en Francia.

 

Las quejas contra el filme del mexicano iban desde que “estaba mal actuada” hasta que resultaba “desesperante” y, principalmente, que “no se le entiende nada”.

 

Resulta extraño puesto que ésta, la cuarta película en la filmografía del otrora abogado ahora vuelto director, es –curiosamente- la menos críptica, la más lineal y no por ello la menos lograda de sus cintas. Por supuesto, no estamos frente a una pieza del calibre de su Luz Silenciosa (2007), pero con este último trabajo se puede ver a un director maduro, que ha dejado finalmente atrás aquella necesidad de ser polémico a ultranza (Batalla en el Cielo, 2005) para entregarse ya por completo a los temas y formas que le interesan: el preciosismo en sus imágenes, el cuidado clínico en el audio y la confrontación entre clases sociales como eje principal de sus historias.

 

La cinta, si bien es enigmática, tiene un claro hilo conductor: la historia de una familia de clase alta que tiene una casa de campo donde se refugia de las convenciones propias de su status social, tratando de eludir –sin éxito- la basura que poco a poco han ido acumulado bajo la alfombra. A la par (tema recurrente en Reygadas) la relación de esta familia con su propio personal de servicio con quien desarrollan cierta amistad.

 

¿Qué tiene que ver el diablo en todo esto?, ¿qué significa ese juego de rugby?, ¿por qué ciertas imágenes tienen un borde fuera de foco, como si se tratara de un sueño? (¿será la vista del diablo en primera persona quizá?).

 

Post Tenebras Lux es una película para armar, un rompecabezas que carece de manual de usuario y de instructivo que lleve de la mano al espectador. A cambio de ese salto al abismo, aquel diablo llamado Carlos Reygadas nos ofrece (siempre usando su caja de herramientas) espectaculares imágenes oníricas, una producción de audio pocas veces escuchada en el cine nacional, escenas bellamente montadas y una cinta que podrá ser todo, menos intrascendente ni incomprensible.

 

El origen del enojo en Cannes pudo estar ahí, en la falta de una guía que hiciera explícitos los motivos y razones de Reygadas. Ni modo; aquellos a los que les disgustan los juegos de armar, favor de abstenerse.

 

Post Tenebras Lux (Dir. Carlos Reygadas, 2012)

3 de 5 estrellas.

Guión: Carlos Reygadas.

Con: Adolfo Jiménez, Natalia Acevedo, entre otros.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *