Como si se tratara de un hombre ligado al mundo de la cultura, Luis Roldán fue entrevistado por el escritor Juan José Millás en la edición dominical de El País. El tiempo en etapa de la inmediatez, es probablemente, una entelequia que se encarga de desmemorizar absolutamente toda la producción humana. La etapa de Roldán nos traslada 27 años atrás, cuando ocupaba el puesto de director de la Guardia Civil: entre octubre de 1986 y noviembre de 1993 (no hay que olvidar que desde 1982 y hasta 1996 el presidente de Gobierno español fue Felipe González).

 

Fueron muchos los éxitos los que acumuló González durante sus 14 años de gobierno; sobresale el ingreso de España a la entonces Comunidad Económica Europea, hoy Unión Europea; a través de su partido (PSOE), España logró concluir en tiempo récord el tránsito a la democracia (el péndulo ideológico cubrió el espectro derecha Alianza Popular-izquierda PSOE) y; ayudó a incrustar y catalizar las políticas públicas orientadas hacia la cultura (el escritor Jorge Semprún ocupó la cabeza del Ministerio durante el periodo 1988-1991).

 

Con el ingreso de España a la Unión Europea, el éxito de mayor calado en el intelectual colectivo fue haber “girado” del etnocentrismo al geocentrismo. No importa el número de grados de movimiento cultural, lo importante es el acontecimiento.

 

Como sucede en el paraíso de la política, no existen los santos. Los tres principales errores del felipismo fueron: la coalición político/mediática entre Felipe González (PSOE) y Jesús de Polanco (presidente de los grupos Timón y Prisa), el caso Filesa (creación de empresas fantasma para financiar campañas políticas) y la creación del GAL (Grupo Antiterrorista de Liberación), grupo encargado de desaparecer etarras apoyado con fondos públicos.

 

Los días 23 y 24 de noviembre de 1993, el periódico Diario 16, cuyo director era Pedro J. Ramírez (hoy lo es del periódico El Mundo) publicó lo que sería una de las piezas desestabilizadoras del último gobierno de Felipe González: Luis Roldán, el funcionario de confianza del presidente que estuvo a unos meses de ocupar la cabeza del Ministerio del Interior, tenía un sinnúmero de propiedades por toda España y una sociedad de inversión no declarada en Suiza (Europe Capital SL). González lo destituye el 3 de diciembre de 1993 y a partir de ese momento Roldán inicia la huida; primero engañando al entonces ministro del Interior, Antoni Asunción, al comprometerse a acudir a los juzgados para realizar sus declaraciones; posteriormente se esconde en un departamento en París y finalmente huye a Tailandia donde es capturado el 27 de febrero de 1995.

 

De la entrevista que le hace Millás a Roldán, varios aspectos son de subrayar. “¿Cómo era el trato a los detenidos (etarras)?” A la que Roldán responde: “(…) Bien, si no somos hipócritas, uno tiene que entender que si detienes a un señor que ha matado a 23 personas y lo interrogas y confiesa, ¿qué es lo que le ha hecho confesar? Ha habido golpes, presiones físicas que no dejan huella, pero que puedes pensar que se producen. Presiones psíquicas, también. ¿Alguien se cree que declaran lo que declaran son coacciones?” Millás lleva a Roldán a que poco a poco filtre la retórica para concluir en la siguiente pregunta: “¿Es un sí a la tortura?” A lo que Roldán responde: “(…) ante la tesitura de torturar a alguien cuya declaración puede salvar la vida de alguien, le diría que sí”.

 

Roldán operaba el funcionamiento de los GAL, recibía dinero público de la mano de Rafael Vera, el entonces secretario de Estado de Seguridad (hoy encarcelado). Durante la entrevista reconoce que delinquió. Hoy vive en Zaragoza en un departamento de sus padres. No puede tener propiedades ni cuentas bancarias porque al tenerlas se las embargaría la Justicia. Entre 13 y 14 millones de euros, según la propia Justicia, los tiene dispersos en paraísos fiscales a nombre de testaferros.

 

Roldán le asegura a Millás que la corrupción es estructural. Millás le pregunta: “¿Usted cree en la posibilidad de que el presidente Felipe González permaneciera al margen de lo que sucedía?, y Roldán le responde: “Imposible”.

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