El pasado martes 28 de mayo fue el día establecido por el pleno de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) para iniciar el cese de las transmisiones televisivas vía señales analógicas en el país y, con ello, dar paso a las transmisiones a través de las señales digitales.
Sin duda que éste es un paso importante para la industria de la televisión y de las telecomunicaciones del país no sólo por la mayor calidad de las señales de transmisión que recibiremos los usuarios, sino también porque abre un mundo de nuevas posibilidades en el uso del espectro radioeléctrico. Lo hace más eficiente, diverso y rentable, con ganancias para el Estado que es el propietario de las señales, para los concesionarios y, por supuesto, para los consumidores.
El punto de arranque de lo que se ha denominado “apagón analógico” sería la fronteriza Tijuana, “la fábrica de televisores del mundo”, como algunos le han llamado por la gran cantidad de fábricas que producen televisores que se exportan a todo el orbe. El pleno de Cofetel determinó hace más de un año -el 4 de mayo de 2012- que sería el 16 de abril este año en Tijuana donde cesarían las transmisiones de las señales análogas para transmitir solamente con señales digitales. El pasado 4 de abril, el pleno de la Cofetel pospuso el “apagón analógico” al 28 de mayo, una vez que se cercioró que la penetración de receptores digitales (televisores y decodificadores) había superado la cifra de 90% en los hogares.
De acuerdo con información de Cofetel, de los 402 mil 554 hogares con televisor en Tijuana al pasado mes de abril, 195 mil 608 hogares cuentan con algún sistema de televisión de paga, por lo que ya reciben señales digitales; así que son los restantes 206 mil 946 hogares los que requerían o un decodificador o un nuevo televisor digital. La Cofetel se planteó como meta alcanzar a 90% de estos hogares -un estándar internacional en países que han iniciado estos procesos- es decir, a 186 mil 251 casas tijuanenses a través de decodificadores. Según Cofetel, se alcanzó 192 mil 622 hogares, 93.08% del total.
Si las cifras no mienten, y los comisionados de la Cofetel tampoco, queda claro que se alcanzó con suficiencia lo que ya se había planteado con toda antelación -desde hace un año- en el acuerdo del pleno de Cofetel.
¿Por qué, entonces, se produjo un escándalo con el asunto que llevó incluso a que el propio presidente Peña Nieto -a través de la SCT- “sugiriera” al Pleno de la Cofetel una nueva posposición de esta fecha? ¿Por qué el Ejecutivo no lo sugirió al pleno con la debida antelación, evitando el desgaste que un organismo de la importancia de la Cofetel ya sufrió? ¿Acaso estamos frente a un organismo regulador mentiroso o escandalosamente ineficaz -como se ha señalado desde diversos medios- y cuyas cifras para el “apagón analógico” no son creíbles? Si es el caso, la ruta es otra.
El presidente Enrique Peña Nieto se equivocó al “sugerir” que se posponga una decisión que el pleno de un organismo técnico como la Cofetel ya había validado con antelación en uso de sus facultades legales.
Con su decisión, Peña Nieto exhibe a un organismo regulador, le pone el pie encima con su agenda política, y desnuda la grave fragilidad institucional que existe en México.