Lo han dicho decenas de expertos y economistas una y otra vez a lo largo de los últimos años, pero tenía que darse la resonancia mediática de las palabras del magnate Carlos Slim para que se escuchara.
En una exitosa conferencia de prensa por la respuesta de decenas de periodistas allí presentes, el multimillonario dijo que México necesita invertir entre 250 y 300 mil millones de dólares anuales para crecer sostenidamente entre 4% y 6% por los siguientes 14 o 15 años.
Slim tiene razón. La inversión en su acepción más amplia prácticamente se ha estancado en México en las últimas tres décadas. La inversión interna bruta (el Banco Mundial le llama formación bruta de capital, que incluye las inversiones fijas brutas junto a las variaciones en los inventarios) a 2011 fue de 25% del PIB, mientras que hace 30 años, en 1982, fue de 23%. Si bien es evidente el estancamiento en la formación de capital en el país, habrá que preguntarse qué papel han jugado tanto el Estado como los capitales privados en las inversiones a lo largo de los últimos años y cuáles son los incentivos para su comportamiento.
Según datos de la CEPAL, la inversión pública en México en 2010-2011 fue de 6% del PIB, por arriba del promedio de América Latina (5.7%) y muy superior a las principales economías de mercado del subcontinente como Argentina (2.8%), Brasil (2.1%), Chile (2.5%) y Colombia (4.3%). Venezuela, con una política económica estatista, registró una inversión pública de 21.3% del PIB, sesgando claramente al alza el promedio de la región.
En cambio la inversión privada en México, para los años 2010-2011, tuvo un comportamiento -comparativamente con otros países de la región- menos relevante que la inversión pública. En estos años esta inversión privada representó 15.9% del PIB, por debajo del promedio latinoamericano de 16.4%. En las economías más dinámicas de la región como en Argentina, la tasa de inversión privada fue 20%, en Brasil 18.4%, en Chile 25.8%, en Colombia 20.8% y en Perú 23.1%
Estas cifras son reveladoras de que, a pesar de que México tiene una de las tasas de ahorro más elevadas en Latinoamérica, su tasa de inversión -especialmente las que se realizan desde el sector privado- es baja. El empresario Carlos Slim debe conocer estas cifras y cuando se refirió a que se tienen que multiplicar los montos de inversión en el país, seguramente se estaba refiriendo a la inversión privada, a la que él y sus colegas empresarios están llamados.
Ya sabemos que una de las respuestas más repetidas al por qué de la baja inversión desde el sector privado se encuentra en un marco institucional poco propicio para la inversión, especialmente en sectores intensivos en capital, sectores en los que se ha limitado constitucionalmente la inversión privada -como el energético-, o se mantuvo la dominancia de unos cuantos jugadores -como el cementero, alimentos o telecomunicaciones- inhibiendo la inversión de nuevos competidores.
Sí, es la falta de inversión privada la principal responsable del bajo crecimiento histórico, y ésa, señores, tiene nombres y apellidos.
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