Venden cocaína pura de Colombia o Perú. NN-DMT, grado laboratorio de Universidad. Android XTC pills. LSD Haizenberg Hoffman. Blue Cheese Weed de Suecia. Cheeba Chews DECA Dose, híbridos. Crystal Meth, ketamine y pastillas Supertrips de Alemania… Hay más de seis mil 659 drogas disponibles al momento de entrar a este mercado en línea. Están distribuidas en Disociativos, Ketamina, Cannabis, Ecstasy, Opioides, Precursores, de prescripción, Psicodélicas, Estimulantes, lo que quieras imaginar.

 

Aquí se surten los adictos y los dealers. Hay sustancias de cualquier parte del mundo. Hay hongos mexicanos y hash de Afganistán. Pastillas que se llaman “amnesia” o “estrellas de Mario Bros”. Planillas bañadas en ácido del Dalai Lama o de Einstein, así como compuestos químicos de los que nunca habías oído hablar, pues acaban de salir de un sofisticado laboratorio europeo o canadiense.

 

Lo más nuevo y lo más tradicional.

 

Los vendedores mandan a cualquier parte del planeta la mercancía que ofrecen, con garantía de que te llegará.

 

También los musculosos de los gimnasios hallan aquí la farmacia de sus sueños, las páginas arrojan cualquier esteroide que desees inyectarle a tu cuerpo: Deca 250, Trenbolone, ATEC Nolvadex, testosterona, Podex, Sciroxx, Winstrol, Flax. La lista es inmensa.

 

Apenas pude entrar este fin de semana al Silk Road. Desde hace más de un año bajé TOR en mi computadora. El programa de acceso estaba instalado. Sólo necesitaba encontrar una llave en la red. Pero la llave va cambiando. Te tienen que invitar. Aquí compras drogas y otros objetos prohibidos. El Bitcoin es la moneda oficial.

 

Yo supe de este lugar por mis amigos de Kaspersky. Una vez, en una cumbre de seguridad en Mallorca, España, me contaron que esta era una de las grandes preocupaciones de los gobiernos europeos. El Silk Road. Ahí, me contaron, se lava dinero y se comercializan drogas masivamente. Es difícil rastrear los Bitcoins y es más difícil buscar a los narcotraficantes que usan este canal privado para hacer transacciones.

 

Dread Pirate Roberts te da la bienvenida al lugar. Por medio de una carta te recuerda que la ruta de la seda era una antigua red de comercio entre Asia, África y Europa. Jugó un importante rol en la conexión de economías y culturas. Promovió la paz y prosperidad entre las naciones que estaban involucradas. El objetivo del nuevo Silk Road, dice, es el mismo. Quiere proveer un marco para hacer comercio seguro entre socios, en donde todos ganen.

 

“Debes estar sorprendido por encontrar aquí listas de productos que están prohibidos en tu jurisdicción”, dice Dread Pirate Roberts a los recién llegados. “Eso no significa que Silk Road no tiene leyes. De hecho, tenemos un código de conducta muy estricto aquí”:

 

Las reglas básicas son: trata a los demás como te gusta que te traten, encárgate de tu propio negocio, y no intentes lastimar o engañar.

 

“Bajo el espíritu de esas leyes, hay cosas que nunca verás aquí, de ser así, por favor repórtalas. Eso incluye pornografía infantil, bienes robados, asesinatos y robo de información personal, por nombrar unos cuantos temas”.

 

Uno de los primeros consejos es no compres hasta que te sientas seguro en el sitio. Prueba con algunos pequeños objetos primero, antes de hacer una compra grande, recomienda.

 

“El viejo dicho, con la libertad vienen las grandes responsabilidades, no podría ser más cierto aquí”, dice la bienvenida a Silk Road.

 

“Aquí encontrarás acceso fácil a cosas que pueden meter en problemas con tus autoridades y tal vez sean terribles para tu salud. Entonces, sólo porque puedes, no significa que deberías. De todas formas, no soy tu papá y es tu trabajo juzgar qué es bueno o malo para ti. Nadie más puede hacer eso”, remata Dread Pirate Roberts.

 

Sigo navegando en esta gran tienda. Encuentro relojes Rolex y de otras marcas costosas, fabricados en China. También trajes Armani. Zapatos LV y Gucci. En realidad, me imagino el mercado de los domingos de la Nápoles, con las imitaciones de los productos que los oficinistas capitalinos compran para verse más sofisticados que los que hacen sus compras a meses sin intereses en algún Palacio de Hierro. También hay electrónicos, armas, pasaportes, identificaciones, hackers vendiendo sus servicios al mejor postor, libros prohibidos e instructivos para armar laboratorios de drogas… Silk Road.