La cosa funciona así. De entrada, el gobierno cede, y no cede poco. AMLO, por ejemplo, le concedió a la CNTE la reforma educativa, cuya cabeza le puso en bandeja, entre muchas otras prebendas que, para todo fin práctico, equivalían a poner en sus manos el diseño de la educación. Los sacrificados fueron los alumnos del país, al menos los que les tocaban en el salón (es un decir), no pocos. Quién se fija. Lo de López Obrador es un extremo, pero con las administraciones anteriores se les tuvo una tolerancia realmente inaudita, muy matizada hacia el final que el gobierno apretó, que incluía saqueos, bloqueos de calles y carreteras, destrucción de la propiedad y el uso de la violencia contra, por ejemplo, la policía, con algún cráneo machacado. Eso, para conservar el derecho de cobrar sin dar clases, por ejemplo. O sea, por conservar el derecho de lo que alguien llamó con guasa el “cobro ontológico”: el que tan a menudo pretende hacer el personal sindicalizado mexa por el solo hecho de existir.

Una vez que el gobierno cede, se presiona otro poco más todavía. AMLO, recordarán, acabó encerrado en la Suburban a la entrada de San Lázaro, en medio de la protesta de los profes. Ese es el momento en que se encuentra Claudia Sheinbaum. La CNTE se aplicó en las últimas semanas con bloqueos y paros. La presidenta les concedió, en calidad de mientras al menos, una suspensión de sus propuestas de reforma al ISSSTE. De nuevo, no es poco. Se les absuelve de deudas con FOVISSSTE, se les permite jubilarse con la integridad de su último sueldo, y así. Respuesta: paro general, nacional, el 15 de mayo, con toma del Zócalo incluida.

No tienen llenadera, no. Entre otras cosas, pretenden echar al suelo toda la estructura de afores. La presidenta les contestó que sencillamente no hay dinero que alcance para hacer algo así, y es cierto. Pero hay un problema todavía más de raíz, que es esa idea, muy de la izquierda radical, de que los agremiados tienen derecho a decidir por todos los mexicanos afiliados al ISSSTE qué les conviene y qué no.

No sé si es Nietzsche el que habla de la tiranía del débil sobre el fuerte. Es justamente a eso a lo que nos ha sometido esta facción del “movimiento magisterial”. Nacido de la pobreza y contra el sindicalismo corrupto del SNTE, lleva sexenios abusando de varias formas del privilegio, incluido el de practicar sin consecuencias el chantaje y la extorsión. La Presidenta tiene una bronca mayúscula enfrente. Otra de las que le heredó su mentor.

 

       @juliopatan09

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