Las precampañas son, simple y llanamente, una burla al ciudadano.
Aprobadas por el Poder Legislativo con el supuesto espíritu de promover la democracia al interior de los partidos, están lejos de servir a esa causa y ahora son fuente de rompimientos, de discordias, de señalamientos, de judicialización y hasta de riesgo de pérdida de registro en contiendas de algunas siglas.
No necesitamos repasar mucho la historia.
Ahora mismo hay conflictos.
En Zacatecas, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) se partió y perdió la posibilidad de victoria cuando, contra la decisión de los órganos perredistas, los magistrados electorales desconocieron la designación de Pedro de León y decidieron postular a Rafael Flores, quien inició campaña muy atrás del priista Alejandro Tello y el pejista David Monreal.
No nada más eso: la participación de Monreal está en riesgo porque el Instituto Nacional Electoral (INE) de Lorenzo Córdova convalidó una contienda al interior del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), negada por la cúpula de ese partido y también por el candidato.
El problema no es nada más Zacatecas, sino también Durango, donde la candidatura de Guillermo Favela también está anulada de momento.
Y para convertir en norma la participación del Tribunal, corresponderá a la Sala Superior determinar si los consejeros actuaron conforme a derecho y si, como lo ha hecho en múltiples ocasiones, el organismo personalísimo de Andrés Manuel López quiso burlarse de la ley y de las instituciones.
Reposicionamiento del PAN en Tamaulipas
Hay otros negativos de las precampañas.
Un ejemplo:
Cuando en diciembre el Partido Revolucionario Institucional (PRI) decidió postular a Baltazar Hinojosa en Tamaulipas, otros aspirantes menores quisieron inscribirse para participar en el proceso interno y obligar a unas elecciones entre la militancia para confrontar plataformas y medir popularidades.
Sin embargo, se optó por la candidatura de unidad.
Esto obligó a no hacer precampañas con resultados adversos para el PRI y su candidato.
Resultado:
Hinojosa se recluyó mes y medio en tanto el panista Francisco García Cabeza de Vaca se placeaba y remontaba en los estudios demoscópicos.
Uno de éstos, levantado el fin de semana pasado, ha encendido las alertas en Insurgentes Norte: el candidato panista con el perredismo de cola lleva cinco puntos reales sobre el priista Baltazar Hinojosa y ello obligará al Comité Ejecutivo de Manlio Fabio Beltrones a actuar contra corriente en los dos meses previos a las votaciones.
Estos ejemplos hablan por sí mismos de una medida disfuncional –las precampañas–, ideada para gastar dinero a raudales sin origen comprobable y sin controles efectivos del INE y calificación del Trife.
Porque si eso ha pasado en tiempo real, tal vez la situación de David Monreal, Guillermo Favela y Morena no hubiese llegado a este extremo.
Y con esa misma vigilancia Andrés Manuel López no andaría en eterna campaña por la Presidencia de la República con giras por todo el país y gran promoción personal en radio y televisión con cargo a los tiempos oficiales.
Lorena Martínez enfrenta a Martín Orozco
Las campañas parecían transcurrir tranquilas en Aguascalientes.
Pero el panista Martín Orozco subió a redes sociales acusaciones contra la priista Lorena Martínez por haber ido a Japón a gestionar fuentes de empleo y alza salarial para obreros de Nissan y una decena de empresas niponas más.
La respuesta la obtuvo ayer mismo:
Lorena le pidió hablar de frente como lo hacen los hombres de Aguascalientes y prometió responder todos los golpes.
La guerra sucia puede tener un origen en las encuestas confidenciales levantadas en los últimos días.
Según éstas, el PRI como partido tiene dos puntos de ventaja sobre el PAN, pero con Lorena Martínez de candidata la ventaja sobre Martín Orozco se triplica: exactamente seis puntos.
Mientras tanto, el independiente Francisco Arellano aparece con 9.13 y Nora Ruvalcaba, de Morena, con 3.94.