En 1949, cuando Estados Unidos era la única potencia nuclear mundial, la policía secreta mexicana interceptó a unos sujetos con un cilindro de uranio que fue robado de un laboratorio atómico estadunidense.

 

De acuerdo con la agencia AP, uno de los mexicanos que cargaba el contenedor falleció por la radiación. Del otro nunca se supo su destino, la breve nota de la agencia noticiosa ahí terminó. Lo que queda en archivos es que Manuel Sandoval Vallarta dijo que el cilindro contenía uranio 235, el material utilizado para las bombas atómicas y que sólo se fabricaba en ese momento en laboratorios de la potencia del norte.

 

Hasta su muerte en 1977, Vallarta viajaba frecuentemente a Estados Unidos, para atender conferencias científicas. Esos viajes fueron monitoreados de cerca por el FBI, que también vigilaba al mexicano en este país, de acuerdo con archivos desclasificados a los que tuvo acceso el portal PARAPOLITICAL.

 

Un documento elaborado en la Ciudad de México por el FBI en 1945, clasificado como asunto de seguridad nacional, indica que Manuel Sandoval Vallarta es el director del Instituto Politécnico Nacional y miembro del Departamento de Ciencias del Instituto de Intercambio Cultural Mexicano-Ruso.

 

Señala que se convirtió en un asociado cercano del embajador ruso Constantine Oumansky durante su estancia en México. Principalmente a raíz de un viaje de tres semanas que realizó el mexicano a la entonces URSS.

 

El FBI registró que las apariciones públicas de Vallarta y entrevistas después de su regreso, en julio de 1945, se centraban por entero en temas científicos, sin comentar nada del sistema social de Rusia, su economía o del comunismo.

 

Aunque en privado expresaba gran admiración por Rusia y que estaba de acuerdo con ciertas fases de sus políticas, negaba ser un seguidor del marxismo o un miembro del Partido Comunista Mexicano.

 

Este reporte se distribuyó en la embajada de EU en México, tomando en cuenta que Vallarta era un miembro prominente de la vida cultural de este país, lo cual preocupaba al gobierno vecino, quien pedía estar informado de todos sus movimientos.

 

Hasta ese momento los espías estaban seguros de que no había evidencia que sustentara que era comunista, marxista o una figura clave en la promoción de la causa de Rusia en América Latina, desde el punto de vista político. Pero no querían sorpresas.

 

El FBI documenta que Manuel Sandoval Vallarta nació el 11 de febrero de 1899 en México, en una familia católica. Obtuvo sobresalientes calificaciones toda su vida. Entre 1917 y 1921 estudió física y matemáticas en el MIT, en donde después dio clases hasta 1926.

 

En 1927 viajó a Alemania, donde tomó varios cursos para fortalecer su educación, en las universidades de Berlín y Leipzig, regresando a México a finales de 1928. En 1935 regresó a Europa, para estudiar en París y Lovaina.

Con el estallido de la segunda Guerra Mundial, en 1939, la pelea por tener a los científicos del más alto nivel de aliados también se desarrolló en el campo académico. El pecado de Manuel Sandoval Vallarta fue no querer compartir sus conocimientos avanzados de física, que le daban renombre internacional, para la creación de nuevas armas que le dieran más poder a Estados Unidos.

 

Fue precisamente en 1939 cuando lo nombran profesor titular de Física en el Instituto de Tecnología de Massachussetts. Cuentan los libros de historia que tuvo que salir de ahí y regresar a México en 1943, ante las presiones.

 

El embajador Oumansky y su familia murieron cuando el avión que abordaron en México la madrugada del 25 de enero de 1945, con rumbo a Costa Rica, explotó al despegar…