La mayor parte de las economías del mundo están resintiendo una desaceleración en sus ritmos de crecimiento lo que está incrementando el nerviosismo entre los inversionistas. Este nerviosismo ya se ha traducido en una mayor volatilidad en los mercados financieros, un comportamiento que pareciera que podría continuará en los próximos meses.
Ayer el dólar se cotizó a 12.81 pesos en el mercado al mayoreo según la determinación del Banco de México. Apenas, hace poco menos de un mes, el 9 de mayo pasado, el dólar se vendió en 11.98 pesos con lo que la depreciación del peso frente al dólar en los últimos 27 días fue de 7%.
Igual suerte corrió el índice principal de la Bolsa Mexicana de Valores. En los últimos 30 días tuvo una caída de 4.3%
Habrá que poner atención a esta inestabilidad de los precios en los mercados financieros porque hay razones para pensar que podría prolongarse más de la cuenta y generar cierta zozobra en los flujos de capitales que llegan a México.
Como bien dice Russ Koesterich, el jefe de inversiones de BlackRock -uno de los mayores administradores de fondos en el mundo- si bien la creciente percepción de los mercados de cambios en la política monetaria de la Reserva Federal está azuzando en buena medida esta volatilidad, también es cierto que la desaceleración económica es un factor a atender en serio.
“Los inversionistas deberían preocuparse más por la desaceleración del crecimiento económico que por el ajuste de las políticas monetarias a corto plazo…No prevemos que Estados Unidos vaya a caer en otra recesión, pero sí que el crecimiento se debilitará en el segundo trimestre y, posiblemente, en el tercero también. Si todos los demás indicadores se mantienen iguales, la desaceleración del crecimiento entonces sugiere que aumentará la volatilidad del mercado”
Opiniones como éstas deberían poner en guardia a los funcionarios de Hacienda y de Economía. Si bien el gobierno ya bajó su expectativa de crecimiento para el año a 3.1%, las opiniones de los economistas del sector privado parece que no tienen rumbo definido o simplemente no saben qué decir ante esta volatilidad. Los economistas de BNP-Paribas piensan que México crecerá 3.6% en el año, pero los de Monex solo esperan un crecimiento de 2.1%. Como se ve, la dispersión en las opiniones es tan grande como el desconcierto que provoca la volatilidad que ya se vive.
Aquí hemos dicho que la economía está en marcha y que el segundo semestre será mucho mejor en materia de crecimiento que lo observado en el primer trimestre; sin embargo la marcha económica de nuestro vecino del norte es la que tiene la última palabra sobre nuestro derrotero, porque el mercado interno aún cuenta poco para estos efectos.
Quizá por eso es que ya algunos bancos del país están esperando que el banco central anuncie una nueva baja de 50 puntos base en la tasa de interés hacia septiembre de este año. A ver si con ello se reduce el impacto del pronóstico de Koesterich.
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