En ocasiones las relaciones interpersonales fluyen de manera natural y libre con ciertas personas que acabamos de conocer y con quienes hacemos click. Sin esforzarnos demasiado al respecto, la relación se da con una facilidad y sintonía que pocas veces surge entre dos personas, es como sentir que hablamos el mismo idioma,  donde se da la aceptación y la  apertura de manera natural.

 

Es esa comunicación donde el diálogo entre ambas personas surge realmente, donde no hay una imposición de una sobre la otra, donde se escuchan y surge esa libre transferencia de energía apareciendo una comunicación real y profunda, de corazón a corazón.

 

Foto columna Mónica

 

 

Sin embargo, esto no es muy común que suceda en la vida, y, si se da, es con muy pocas personas. Es por ello que es importante darnos cuenta cuando sucede, apreciarlo y disfrutarlo. Es como tener una joya de mucho valor, pues se puede platicar sin sentir la necesidad de cuidarnos y cubrirnos, sin que nuestras defensas interfieran en la relación, la comunicación que se da es real y profunda.

 

En el diario vivir, lo que sucede con mayor frecuencia es esa "comunicación" limitada por nuestros miedos y por nuestros prejuicios, que no permiten aceptar al otro desde donde venga porque nos estamos protegiendo constantemente y no escuchamos al otro de manera real y respetuosa.

 

Muchas veces lo único que queremos escuchar es lo que nosotros tenemos que decir y cuando otro habla ni siquiera validamos lo que dice. No escuchamos con el corazón sino con el juicio preconcebido lo que nubla el entendimiento lo que no permite la comunicación real, profunda. Si aprendemos a escuchar desde el corazón podemos, realmente, conectarnos con el otro y escuchar sin juzgar tanto, aceptando al otro como alguien igual a mí, con quien puedo empatizar y conectarme desde la profundidad  de mi ser.

 

Puedo sentir al otro a partir de lo que dice y permitiendo que mi corazón escuche sin enjuiciar tanto, sólo fluyendo, puedo no estar de acuerdo con lo que dice, pero puedo entender desde dónde lo dice y ahí radica la diferencia, el aceptar que somos humanos iguales, pero que podemos pensar diferente porque las circunstancias de vida nos han condicionado así. De esta forma es más fácil que se de la posibilidad de dialogar, entrar en un acuerdo donde se dé una comunicación real, profunda y aceptable.

 

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