¿Te das realmente permiso de disfrutar intensamente cada momento de tu vida? Como propuesta suena muy atractiva, sin embargo, creo que pocos tienen la fortuna de saber lo que es vivir con intensidad el hoy, apreciar cada instante del día no es algo que muchos sepamos hacer. Normalmente funcionamos de manera distinta, estamos más bien acostumbrados a estar pensando en el futuro, en aquello que deseamos tener, o aquello que queremos lograr.

 

De igual forma aprendimos a preocuparnos por lo que sucedió ayer, aunque ya no podamos hacer nada por ello, sin conectarnos con lo que estamos viviendo el día de hoy a esta hora, en este preciso momento; esto provoca que nos perdamos de mucho de lo que está sucediendo aquí y ahora, no poner atención en el momento presente en lo que vemos, sentimos, escuchamos, todo aquello que podemos percibir nos priva de disfrutar aquello que sí tenemos y que es lo único que existe realmente, el momento presente, con todo lo que éste tiene para nosotros, que es lo único con lo que de verdad contamos. Lo demás, el pasado y el futuro está únicamente en nuestro pensamiento y nos aleja de la experiencia de vivir el presente.

 

Hace unos días me propuse poner atención plena a alguna cosa que hiciera en mi vida cotidiana, y elegí salir al jardín, sentarme y poner atención a todo lo que mis sentidos percibían. Me permití estar presente en ese espacio y tiempo, y realmente pude disfrutar y darme cuenta de todos los colores que tiene la naturaleza para nosotros, los diferentes tonos de verdes, los bellos colores blancos, rojos, lavandas de las flores así como los distintos cantos de los pájaros que compartían el espacio y momento conmigo.

 

Fue realmente hermoso poder percibir toda esa belleza ahí presente para mí: los árboles, las hojas, el pasto, sentir el aire rozando mi cara y mi cuerpo, entendí lo que significa estar presente con la intención abierta a esa experiencia de formar parte del mundo de una manera más consciente.

 

Esto fue un gran regalo a mí misma que no costó nada, sólo decidir darme el tiempo para poder disfrutarlo. Me di cuenta que estoy viva y que formo parte de la vida, del todo, y que solo depende de mi decisión de conectarme a la presencia, y no al pensamiento, que es lo que nos hace escaparnos de nosotros y del vivir con profundidad del presente.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *