colMientras la guerra en Ucrania entra en su tercer año, el presidente Volodímir Zelenski ha abierto la puerta a negociaciones directas con Vladímir Putin. En entrevista con Piers Morgan, Zelenski dijo que solo accedería si fuera la única vía para la paz, pero advirtió: "No seré amable con él: lo considero un enemigo".
El ucraniano subrayó que cualquier negociación debe incluir a Ucrania, EE.UU., la UE y Rusia, dejando claro que Kiev no reconocerá sus territorios ocupados como rusos.
Con un apoyo occidental menguante, la vuelta de Trump complica el escenario. Su enviado a Ucrania, Keith Kellogg, ha sugerido presionar a Kiev para celebrar elecciones tras un alto al fuego. Aunque la intencionalidad de Kellogg no está del todo clara, reactivar los comicios, suspendidos desde el inicio de la invasión por la ley marcial, podría reforzar la legitimidad del gobierno ucraniano.
Trump también ha propuesto condicionar la ayuda de EE.UU. a un acuerdo sobre minerales de tierras raras, algo que Zelenski había planteado antes en su "plan de victoria". La idea generó críticas en Europa; el canciller alemán Olaf Scholz la tildó de "egoísta", advirtiendo que esos recursos deben destinarse a la reconstrucción de Ucrania.
Las cifras de víctimas reflejan la brutalidad del conflicto. Zelenski reveló que 45,100 soldados ucranianos han muerto y casi 390,000 han resultado heridos. Estima, además, que 350,000 soldados rusos han muerto, con hasta 700,000 heridos o desaparecidos, aunque estas cifras no han sido verificadas de forma independiente.
En otro frente, el Consejo de Europa avanza en la creación de un Tribunal Especial para el Crimen de Agresión contra Ucrania. Su secretario general, Alain Berset, reafirmó que la justicia sigue siendo prioridad, mientras los tribunales europeos procesan miles de casos sobre las acciones rusas en Crimea, el Donbás y otras zonas.
Dentro de su país, Zelenski también libra una ofensiva mediática contra figuras pro-Kremlin en Occidente, como el periodista estadounidense Tucker Carlson. Esta semana, el mandatario negó que sea un "dictador" (como lo llamó Carlson) por la ley marcial y acusó al comentarista de difundir propaganda rusa. "Trabaja para Putin", dijo, agregando: "Que deje de lamerle el trasero".
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