Consumado en los hechos el retiro del sombrerudo Ken Salazar de la sede diplomática estadounidense, nada parece preocupar más al gobierno de la 4T y al personal de primer nivel en la cancillería, en particular, que el inminente inicio de la gestión del siempre controversial Donald Trump y la búsqueda de contactos -“no logrados hasta ahora…”, se afirma- con quien ha sido nominado para sustituirlo, el coronel en retiro Ronald Johnson, a quien antecede la fama de ser algo más parecido a un halcón que a un diplomático…

Y esto, no porque a Claudia Sheinbaum o al secretario Juan Ramón de la Fuente les esté urgiendo formalizar vínculos o definir nuevas políticas u objetivos específicos a lograr en el marco de una “renovada” relación bilateral, sino por la creciente certeza prevaleciente de que apenas arribe de nueva cuenta a la Casa Blanca, el republicano pondrá en marcha “alguna(s), al menos” de sus amenazantes propuestas de campaña -deportación masiva de migrantes, establecimiento de aranceles y lucha frontal contra los cárteles mexicanos de la droga, de fentanilo en especial- y pondrá al exboina verde y exagente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) americana en las dos últimas décadas, como responsable de su aplicación.

Vale recordar que hace apenas unos años el ahora nominado se desempeñó como embajador de Trump ante el gobierno de El Salvador donde, de la mano del aún hoy presidente Nayib Bukele y sus aliados, en opinión de no pocos “anticomunistas”, acabó imponiendo un conjunto de políticas de corte pragmático y (casi) dictatorial, que a la larga permitieron al gobierno local acabar con la amenaza representada por la llamada Mara Salvatrucha y devolver la paz perdida a la sociedad… aún a costa de limitar el respeto de algunos derechos.

La innegable “mano dura” que se prevé acompañe la acción del nuevo representante del gobierno americano entonces, aseguran quienes operan cerca del primer nivel gubernamental, es lo que preocupa e inquieta a más de uno que están viendo como inevitable la llegada de algo muy parecido a una relación accidentada y hasta de abierta confrontación si, por ejemplo, la ahora titular del Ejecutivo no acepta poner distancia de gobiernos tales como los del dictador Nicolás Maduro, en Venezuela, el autócrata asesino Daniel Ortega, de Nicaragua, el impresentable parásito Miguel Díaz-Canel, de Cuba, o con los regímenes de China y Rusia, por sólo mencionar algunos; o peor, opta por el mantenimiento de políticas que no pocos juzgan "permisivas o laxas" en el exigido esfuerzo por restablecer la seguridad pública y la paz social.

La moneda pues, a decir de un clásico, está en el aire y el futuro de México y su relación con la Unión Americana se mantendrá en vilo hasta que alguna de las partes o ambas, en el mejor de los casos, den muestra clara de su decisión de ir adelante, evitando polémicas y la adopción de decisiones que les confronten…

 

Asteriscos

1) Luego que la fiscalía capitalina emitió una nueva orden de aprehensión contra de Guillermo Billy Álvarez, Ángel Junquera y otros presuntos implicados en el delito de administración fraudulenta en perjuicio de la Cooperativa Cruz Azul, se acrecentaron versiones sobre la inminente  “recuperación” de la planta de Tula, en poder ahora de los afines a aquellos.

 

Veámonos el miércoles 13 con otro asunto De Esencia Política.

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