En la católica e industrializada ciudad polaca de Czestochowa, creció el aguerrido capitán de la selección polaca, Jakub Blaszczykowski quien a los once años vivió un episodio que lo marcaría al ver como su padre apuñaló a su madre.
Kuba, como le llaman cariñosamente los aficionados del Borussia Dortumund, presenció la muerte de su madre luego de una acalorada discusión con su padre.
Él y su hermano fueron educados por su abuela, y por su tío, el ex jugador Jerzy Brezczec, quien también portó el gafete de capitán en la selección, y quien le legó el gusto por el futbol.
"A los 11 años debí madurar y empezar a pensar diferente. Perdí a mis padres y apenas casi dos años más tarde empecé realmente a darme cuenta de lo que había sucedido", señaló Kuba en una entrevista.
Blaaszczykowski se hizo jugador profesional, triunfó con el Wilsa Cracovia y de ahí dio el brinco a la Bundesliga donde es ídolo.
El padre de Kuba, Zygmunt fue condenado a 15 años de prisión, nunca más lo volvió a ver, aunque tampoco hizo el intento por visitaron en la cárcel, sin embargo sí asistió a su funeral en 2012.
Ahora cada que marca un gol con la selección polaca o con el Dortmund, Kuba levanta los brazos al cielo buscando a su madre.
"Daría todo lo que fuera a cambio de que mi madre estuviera viva. Fue como si una roca hubiera caído sobre mi cabeza".