Julius Thomas fue elegante en la victoria. El ala cerrada de los Halcones Marinos de Seattle atajó una pregunta sobre la actuación de Peyton Manning en el Super Bowl. Dijo que el veterano quarterback de los Boncos de Denver era la razón antes que nada, por la que ese equipo había disputado el duelo en el que al final salieron apabullados 43-8.

 

Y es que el Super Bowl más allá de lo que reviste en sí mismo, fue tomado por muchos como un requisito que Manning debía cumplir para ser considerado entre los más grandes en su posición en la historia, pese a la multitud de récord que posee. El hecho de que haya perdido en esta su tercera oportunidad cubre con un halo de fracaso la excelente temporada de su equipo, en la que lideró a la ofensiva más espectacular, al menos en números, de la historia de la liga.

 

A tal grado esa es la sensación reinante, que una de las preguntas que le hicieron a Manning después del juego lo llevó a mostrar enojo, algo poco habitual en él, según refiere el canal de internet de la NFL.

 

¿Fue vergonzosa su actuación? Le preguntaron. “No es vergonzoso. Yo nunca uso esa palabra. La palabra vergüenza es insultante a decir verdad”, respondió el líder histórico de pases de anotación en una temporada.

 

Para el pasador, queda una oportunidad más. Sigue firme en que volverá a jugar el año entrante, pero no existe ninguna garantía de que podrá igual a la que ha sido la mejor campaña de su carrera con 37 años. Y quizá eso sea lo que lo tenía tan notoriamente desconsolado, buscado respuestas cuando reiteradamente hojeaba las fotografías de las jugadas anteriores buscando soluciones contra una defensa tan feroz.

 

Lo cierto es que Manning no puede cargar con toda la culpa. Es un hecho que en la jugada clave del partido, la intercepción de Smith, que fue a dar hasta las diagonales, cuando Denver estaba sólo dos anotaciones abajo, la presión de los rivales fue determinante. No fue un error del quarterback.

 

Y, que no lograra dar pases largos, fue también mérito de la defensiva rival, que no dejó nunca espacio a los receptores. Manning logró salir de la presión muchas veces, pero no encontró receptores y fue obligado a dar pases cortos. Encima, el ataque terrestre de su equipo fue un fiasco.

 

Al final del encuentro el entrenador en jefe de los Broncos se irritó con la pregunta sobre la supuesta grandeza de Manning. “No puedo decir lo que pienso de eso en voz alta”, dijo y recompuso agregando que de manera educada la respuesta sería que cuestionar a Manning es: “absurdo”.

 

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