Las celebraciones en las inmediaciones del Wrigley Field no se hicieron esperar y decenas de miles de fanáticos sacaron los gritos contenidos por más de 100 años.

 

No podía ser de otra manera. Los Cachorros ganaron con una gran dosis de dramatismo la Serie Mundial, pero eso no importó a la hora de salir a las calles a festejar su primer título desde 1908. A muchos no les importó que ayer fuera día laboral y bebieron hasta altas horas de la madrugada para celebrar que son los mejores de todas las Grandes Ligas.

 

Desde las últimas entradas del séptimo juego entre Chicago y Cleveland se comenzó a reunir un gran contingente en las inmediaciones de la casa de los Cachorros y en cada lanzamiento crecía la expectativa por recibir su primer trofeo de monarcas y al caer el out 27, dio inicio una fiesta que no ha parado y en el desfile con los campeones seguirá hasta que el cuerpo aguante.

 

Y no era para menos, en cada temporada que llegaban a playoffs los Cachorros, la afición se ilusionaba con un campeonato que se cocinó a fuego muy lento, pero la recompensa fue muy bien recibida.

 

La Ciudad de los Vientos, como se le conoce a Chicago, llevaba algún tiempo sin celebrar una coronación en los deportes más populares en Estados Unidos (sin contar el hockey), el último en coronarse fueron los White Sox y antes, los Bulls en 1998 con la leyenda de Michael Jordan.

 

La euforia fue tal, que el 40% de los televisores encendidos en la Unión Americana se encontraban viendo la Serie Mundial, pero en Chicago el número llegó a más del 87%, impresionante, pues en dicha ciudad no se había alcanzado esa cifra nunca.