MADRID. El síndrome del segundo impacto, a pesar de su escasa frecuencia, supone que tras un primer traumatismo cerebral una segunda colisión, por leve que sea, genera una lesión que puede llegar a ser mortal, explicó el neurólogo Xabier Urra.

 

La precaución en cuanto a las consecuencias de este síndrome es lo que impedirá a Fernando Alonso competir en el primer Gran Premio de la temporada en Melbourne (Australia), tras sufrir un accidente en el Circuito de Barcelona el día 22 del pasado mes.

 

Aunque normalmente un segundo traumatismo presenta un cuadro clínico similar al primero, caracterizado por la pérdida momentánea de consciencia y problemas de memoria, también puede suponer consecuencias desproporcionadas a la intensidad del golpe.

 

Las secuelas, que pueden llegar a ocasionar la muerte, dependen de la parte del cerebro dañada, y «si se comprime la que controla la fuerza, puede suponer una parálisis», explicó Xabier Urra, neurólogo del hospital Clínic de Barcelona y coordinador de Neurología Crítica a Intensivista de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

 

Estos daños se producen debido a los problemas de los vasos sanguíneos para controlar el flujo de sangre al cerebro que, agravados por el segundo choque, provocan que se llene de sangre, sufra una hinchazón y, por tanto, aumente la presión contra el cráneo.

 

A pesar de la gravedad del diagnóstico, el doctor Urra señaló que si el piloto está recuperado, el riesgo de padecer una reacción desproporcionada en una segunda colisión es bajo.

 

Sin embargo, también apuntó que si se conoce que existen estos riesgos lo mejor es actuar de forma precavida y respetar los tiempos de reposo recomendados.

 

Este periodo depende del cuadro clínico del primer impacto, por lo que si la pérdida de consciencia tras el golpe es de dos segundos, se recomienda una semana sin actividades que puedan provocar una segunda colisión; y si la inconsciencia se prolonga durante un minuto, se aconseja un reposo de dos semanas.