Frustrado el objetivo que se planteó desde que llegó al gobierno del DF, la candidatura presidencial de la izquierda en 2012, Marcelo Ebrard deja la administración entre obras inconclusas, con resultados inciertos en sus políticas y cediendo su lugar a un personaje que no milita en el PRD.

 

Desde el inicio de su sexenio, que culmina este 5 de diciembre, Ebrard diseñó diversas acciones de gobierno y políticas con base en su proyecto presidencial, frustrado el 15 de noviembre de 2011 por la derrota con López Obrador en una encuesta ciudadana.

 

La plataforma del GDF, que contó con un presupuesto promedio anual de 130 mil millones de pesos (31% se destinó a 450 programas sociales), no le fue suficiente a Ebrard para alcanzar su aspiración presidencial en 2012.

 

El primer paso fue la conformación de un equipo mayor de operadores y reformas legales para conformar lo que sería la base de su proyecto presidencial: la Red Ángel.

 

Con el diseño de ese programa, que agrupa 450 programas sociales como el de la pensión a adultos mayores, Prepa Sí, Niños Talento, Madres Solteras, Ebrard ajustó su gabinete. La primera tarea fue desmantelar la Secretaría de Desarrollo Social, encabezada por Martí Batres, ahora presidente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), y dar el mando al senador Mario Delgado, en la secretaría de Educación, que aglutinó el grueso de los programas sociales.

 

Sin embargo, se abriría un nuevo frente por la centralización de su gobierno que puso de rodillas a los delegados de la izquierda con recortes presupuestales.

 

En los dos últimos años de gobierno, el GDF destinó sólo 16% de su presupuesto (23 mil 550 millones de pesos) a las 16 delegaciones.

 

Eduardo Santillán, ex delegado en Álvaro Obregón y diputado local del PRD, reconoce a Ebrard como el mejor jefe de Gobierno que ha tenido la ciudad; sin embargo, apunta que en la parte política cometió errores que le quitaron fuerza en el partido como su visión centralista del poder.

 

Al concentrar funciones de los delegados con la creación de nuevos Institutos como el de Verificación y manejar directamente los recursos delegacionales desde la Secretaría de Finanzas, Ebrard generó animadversión en la corriente bejaranista, que representa la primera fuerza política en la ciudad de México.

 

Desde la Asamblea fraguó un golpe a Bejarano para la renovación del consejo estatal, pero de acuerdo con los mismos perredistas se repitió el error y liderazgos como el de Alejandra Barrales, Julio César Moreno y Gilberto Ensástiga, le dieron la espalda, lo que devino en un proceso interno desaseado, al grado de que los bejaranistas comandados por Dolores Padierna asaltaron la sede del GDF para protestar contra Ebrard y tirarle despensas en las puertas del Antiguo Palacio de Ayuntamiento como muestra de su rechazo a la intervención en el partido.

 

Esa es la única protesta que en los 15 años de gobierno del PRD en la capital se haya registrado en contra de un jefe de Gobierno.

 

El ex perredista Adrián Ruvalcaba, ahora delegado del PRI en Cuajimalpa, recuerda que Ebrard golpeó a actores importantes de su partido tratando de eliminar liderazgos que no se entregarán a él y eso provocó que al momento de decidir candidato presidencial le cobraran facturas.

 

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