Mientras el domingo se realizaba en todo el país la elección judicial, proceso en el que estuvieron en juego 881 cargos del Poder Judicial y que por su relevancia eclipsó la atención mediática y de las redes sociales; a la par Durango y Veracruz también celebraron comicios para renovar sus municipios (los duranguenses decidieron el destino de 39 ayuntamientos y los veracruzanos un total de 211).

Como cada que hay elecciones, siempre hay ganadores, perdedores, sorpresas, ratificaciones, decepciones y un postanálisis que nos permite ir reconfigurando el mapa geopolítico del país de acuerdo con los resultados obtenidos por cada una de las entidades políticas participantes.

Y, a juzgar por lo ocurrido en Durango, estado que encabeza el gobernador priista Esteban Villegas Villarreal, todo indica que al interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI) hay motivos para que las huestes del campechano Alejandro Moreno sonrían y celebren, toda vez que el tricolor se alzó como el ganador absoluto de la contienda dominical.

El PRI, que en esta ocasión fue a las urnas en coalición con el Partido Acción Nacional (PAN) -conformando la alianza Unidad y Grandeza por Durango- se adjudicó 15 de las 39 presidencias municipales que estaban en disputa, a las que habrá de sumar cinco más que consiguió por medio de igual número de candidatos que decidieron presentarse a la contienda solos (o sea, que no fueron en alianza con los blanquiazules). Con esto, ganó 20 de las 39 alcaldías y así supera las 14 que ganó la coalición conformada por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y los partidos del Trabajo (PT) y Verde Ecologista de México (PVEM). A estas 14 habrá que sumar un par más que ganaron candidatos morenistas yendo solos, lo que les da un gran total de 16.

Así las cosas, el tricolor y aliados se alzan como los triunfadores de esta batalla electoral duranguense, con 20 victorias municipales, superando las 16 que consiguieron Morena y aliados.

Muy particularmente hay que reconocer el triunfo que obtuvo en Durango capital el priista, José Antonio Ochoa Rodríguez, a quien muchos le auguraban una derrota estrepitosa y al final arrasó al naranja Francisco Franco Soler y al guinda José Ramón Enríquez. El abanderado de la alianza Unidad y Grandeza por Durango obtuvo poco más de 90 mil sufragios, mientras que sus dos principales adversarios (Ochoa y Enríquez) sumaron juntos los votos que consiguió el candidato ganador.

Y el mensaje de Alejandro Moreno para los de enfrente, para el oficialismo, es contundente: ¿Qué cuentas le piensan dar Luisa María Alcalde y Andy López Beltrán al santo patrono de las causas morenistas, Andrés Manuel López Obrador (el verdadero mandamás y dueño de Morena)? Los dos cacarearon y pronosticaron una victoria guinda en territorio duranguense. Incluso varias veces se jactaron de que sería arrasadora y aplastante. Echaron mano de prácticamente todos sus operadores políticos y de muchísisimo dinero para asegurarse el triunfo y, al final, no pudieron cumplir su promesa. Por lo tanto, alguien debe estar furioso en estos momentos en “La Chingada”.

 

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