La elección judicial del pasado domingo le dejó al morenismo una resaca muy aguda y dolorosa: Mientras por un lado la aristocracia guinda celebraba ruidosamente lo que ellos mismos consideraron una “jornada histórica” con una notable participación ciudadana (aproximadamente unos 13 millones de votantes de un padrón de más de 100 millones); por el otro lado, un amplio sector de morenistas pertenecientes al ala dura del movimiento salió a manifestarse al lunes siguiente (sobre todo en las redes sociales) ante lo que llamaron un engaño monumental en razón de los resultados finales de estos comicios que arrojaron como principal ganador al abogado de origen mixteco Hugo Aguilar Ortiz, un personaje cercanísimo al expresidente López Obrador, quien se convertirá en el próximo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) del supuestamente “nuevo” Poder Judicial.
Y no fueron uno, ni dos ni tres… Fueron muchísimos morenistas quienes explotaron porque Aguilar Ortiz resultó electo presidente de la Corte con una cantidad de votos inaudita e increíble para un candidato que prácticamente no hizo campaña y que cuando a los mismos seguidores y simpatizantes de Morena les preguntaban sobre él la gran mayoría de ellos ni siquiera lo conocía.
¿Hubo mano negra? Definitivamente. ¿Quién es el autor intelectual y material de este engaño a los ejércitos chairos? No se necesita tener un doctorado en Harvard (por cierto, felicidades a John Ackerman e Irma Eréndira Sandoval por la titulación de su hija Yaliztli) para saber que el responsable de esta simulación fue nada menos el mismo quien promovió esta elección: Andrés López Obrador, quien se las sabe de todas-todas en este tipo de dinámicas, (¿se acuerdan de la guerra de las corcholatas?).
El tabasqueño fue el amo y señor de este proceso. Él decidió quienes iban a estar en las boletas y quienes resultarían ganadores. No dejó un solo detalle al azar y mucho menos permitió que se le colara alguien no deseado para el cómputo final. Los nueve magistrados (cinco mujeres y cuatro hombres) que se sentarán a partir de septiembre próximo en la Primera Sala de la SCJN los decidió y los palomeó él y sólo él. Por eso se mandaron a hacer millones de acordeones (que él mismo diseñó también) impresos para que sus huestes votaran de acuerdo a sus indicaciones. ¡Punto! Por eso no ganó nadie fuera del guión escrito por el santro patrono de las causas morenistas.
Para esta elección judicial Morena se fragmentó en varias tribus (jamás podrán negar ni ocultar su ADN perredista) que, por así convenirles a sus intereses, hicieron la cargada por tal o cual candidat@. El fuego amigo se puso de a peso, pero nadie, absolutamente nadie, deparó que desde la finca “La Chingada” de Palenque, Chiapas, la mente maestra chaira les estaba haciendo el truco del burro y la zanahoria. Los dejó jugar e ilusionarse de lo lindo con sus candidatos favoritos pero al final él puso a quien quiso. Claro está, aconsejado por su dedito.
Definitivamente huele a rebelión. Muchos no se van a quedar conformes y satisfechos con este resultado, por lo que algo tendrán que hacer esos que se sienten los dueños de Morena (Luisa María Alcalde, “Andy” López Beltrán, Rafael “Fisgón” Barajas, etcétera) para apaciguar a los soldados rasos morenistas. De entrada, no les queda de otra que aceptar que no a todos les gustó la fiestecita.
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