En el tercer mercado electoral del país, Veracruz, con 5.9 millones de potenciales, sufragantes, las cosas no le pintan nada bien a la zacatecana Norma Rocío Nahle García, pues conforme transcurren los días a la abanderada del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) a la gubernatura de esa entidad le salen más propiedades que a un nopal.

Y es que a la extitular de la Secretaría de Energía (Sener), quien a su vez también fue la responsable de una de las obras faraónicas del sexenio, la cara-carísima refinería de Dos Bocas, ubicada en Paraíso, Tabasco y la cual aún todavía no refina nada de nada, su aspiración política se le está viniendo abajo porque eso de la austeridad republicana nomás no se le da. A ella y a su esposo, el ingeniero mecánico José Luis Peña Peña, les gusta vivir y vivir muy bien. Les encantan los lujos y los excesos. A pesar de que el santo patrono de las causas cuatroteras los ha conminado a alejarse del aspiracionismo y a vivir únicamente con un par de zapatos y un billete de 200 pesos en la cartera.

En Veracruz el electorado ya le ha hecho saber a doña Rocío que no le importa que ella se jacte de ser una de las consentidas del presidente López Obrador. Y su campaña no acaba de cuajar por una y simple razón: La de Río Grande, Zacatecas tiene un patrimonio inmobiliario que raya en lo grotesco y que sólo es comparable con el que han acumulado políticos de la época neoliberal. Sí, la señora Nahle García posee residencias y mansiones que no las tiene ni Obama. Y todas las ha adquirido (eso sí, con prestanombres por aquello del no te entumas) de 2019 a la fecha.

En Veracruz y Tabasco, Nahle García desembolsó la friolera de 60 millones de pesos (la mayoría los pagó al cash, lo cual no está permitido por el SAT) para adquirir un total de tres predios y construir dos ostentosas mansiones en los fraccionamientos “El Dorado Residencial & Marina” de Boca del Río y “El Country” de Villahermosa. ¿Se imaginan vivir a todo lujo en una de seis islas, que puedas ir al súper o a la tintorería en yate y que en lugar de cochera tengas a tu disposición una marina que te lleva directamente al Golfo de México para que puedas pescar o hacer deportes acuáticos? Pues así viven la extitular de la Sener con su esposo y sus dos hijas, aunque ella jura y perjura que se trata de una casa que renta en 75 mil pesos. Sí, ¡ajá!

¿O qué tal su residencia tabasqueña, la de “El Country”, con 457 metros cuadrados de terreno y 314 metros cuadrados de construcción, escriturada nada menos que en la notaría propiedad de su gran cuate, el exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López y por la que paga una tarifa bimestral preferencial de luz por 860 pesos?

Y eso no es todo, el matrimonio Peña Nahle es dueño de un preciosísimo departamento de 259 metros cuadrados de construcción, tres cocheras y una bodega ubicado en el municipio más rico de todo México: San Pedro Garza García, en Nuevo León cuyo valor comercial alcanza los 28 millones de pesos.

Obviamente, estos tres inmuebles (más los que se acumulen) no aparecen en ninguna declaración patrimonial de doña Rocío, a quien eso del “no robar, no mentir, no engañar” la tiene sin cuidado.

 

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