De acuerdo con expertos e investigadores, la Laguna de Bacalar, uno de los tesoros naturales más emblemáticos de Quintana Roo, enfrenta una grave amenaza ambiental.
Una extensa área de fangos oscuros, que se extiende por más de un kilómetro en la zona costera frente al poblado, se han convertido en un terreno propicio para el lirio acuático (eichhornia crassipes), una especie invasora que agrava el proceso de eutrofización del ecosistema.
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Este es el exceso de nutrientes en los sistemas acuáticos, lo que produce una capa de algas que impide la entrada de luz solar y agota la producción de oxígeno, lo que genera un desequilibrio medioambiental.
María Luisa Villarreal Sonora, investigadora experta en ecología, señala que esta situación es producto del aporte de sustancias generadas por desechos humanos, que se filtran desde diferentes puntos del poblado hacia la laguna.
“Aunque no siempre se trata de aguas negras, el suministro constante de nutrientes promueve el crecimiento descontrolado de lirios y la acumulación de fangos. Esto genera un círculo vicioso que deteriora el ecosistema y pone en riesgo la salud pública”, explicó.
La laguna no cuenta con un flujo de oxigenación adecuado, lo que acelera la descomposición de materia orgánica y favorece la expansión de estas manchas.
FALTA DE MANTENIMIENTO
La falta de mantenimiento en las áreas afectadas, sumada a políticas que limitan el movimiento del agua, como los miércoles de “no navegación”, empeora la situación.
Los riesgos van más allá de la degradación ecológica. Los lirios acuáticos son refugio de mosquitos y otros insectos que pueden transmitir enfermedades, señaló.
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Además, la pérdida de zonas de nado y la imagen negativa que proyecta la laguna impactan directamente en el turismo, principal motor económico de Bacalar.
Villarreal Sonora enfatizó que la solución no radica en prohibiciones extremas, sino en acciones concretas y sostenibles. Entre las medidas urgentes destacó: Implementar programas de limpieza permanente para remover el lirio y oxigenar las aguas.
Establecer estrategias de manejo de aguas residuales que eviten la filtración de nutrientes hacia la laguna.
“Bacalar necesita manejo, necesita intervención, necesita que cambiemos esa percepción equivocada ambientaloide de que no tocar la va a salvar, porque las zonas que no se están tocando, se están pudriendo”, manifestó.
Agregó “necesitamos volver a navegar y a nadar en Bacalar, necesitamos rescatar las zonas poco profundas, navegar los canales, desazolvar, dragar y volver a utilizar la laguna”, acotó.
Pero sobre todo, dijo, promover la participación activa de la comunidad, especialmente de restauranteros y operadores turísticos, en la conservación de su entorno.
“Años de inacción y políticas mal orientadas han normalizado este problema. Si no actuamos ahora, perderemos no solo la belleza de la laguna, sino también su capacidad de sostener la vida y la economía local”, advirtió.
La Laguna de Bacalar, concluyó, necesita atención inmediata para preservar su biodiversidad y atractivo turístico. La comunidad y las autoridades tienen en sus manos la responsabilidad de revertir este alarmante deterioro.
#AmbienteyNaturaleza | La laguna de #Bacalar es el ecosistema de agua dulce con los arrecifes de #microbialitos más grandes del mundo, ellos albergan una historia bacteriana congelada en el tiempo 🤯
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