El verdadero motor del arte textil maya se encuentra en manos de mujeres como Fidelia Abigail Ek, habitante de Tipikal, Maní. Ella no únicamente borda, cumple una solemne promesa a su abuela: evitar que las antiguas puntadas de su pueblo se extingan. “Quienes adquieren nuestro trabajo no sólo se llevan una pieza, se llevan una promesa familiar”, aseguró.
Yucatán recibe este fin de semana el encuentro Original, movimiento cultural impulsado por la Secretaría de Cultura federal, que se desarrolla del 16 al 19 de octubre en el Centro de Convenciones Siglo XXI y el Gran Museo del Mundo Maya.
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El alma de este evento son las más de 300 artesanas y artesanos que buscan blindar sus creaciones contra el plagio y reivindicar el valor cultural de su trabajo.
Por ejemplo, Fidelia, junto a un grupo de 15 mujeres de su comunidad, rescata técnicas en peligro de desaparecer, entre ellas el Xmanikté, una puntada sagrada que, según la tradición, solamente puede dominarse tras un ritual con un reptil.
“Mi abuelita me enseñó que había que tocar una serpiente nueve veces de la cabeza a la cola para tener el don de enseñar a bordar. A mí me hicieron ese ritual en el monte. Desde entonces trabajo con mujeres de Tipikal para que esta técnica no se pierda”, relató en entrevista con 24 HORAS Yucatán.

Mantienen viva la técnica del hilo Xook bi chuy
En el mismo espíritu de resistencia cultural, Delia Domínguez, de Teabo, mantiene viva la técnica del hilo contado, conocida como Xook bi chuy, que aprendió de su madre y que ahora busca transmitir.
“Desde joven crecí cosiendo, con eso crié a mis hijos. Antes tenía que caminar de casa en casa para vender mi costura, ahora con el teléfono y las redes ya puedo ofrecer mi trabajo más fácil”, contó.
En su hogar, abundó, enseña a sus hijas a bordar y a diseñar sus propios dibujos: “ellas pintan, forman el dibujo y lo costuramos juntas. Así seguimos la tradición”.
La titular de la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta), Patricia Martín Briceño, aseguró que el bordado maya yucateco atraviesa una de sus mejores etapas y reconoció el trabajo conjunto entre instituciones, artesanas y artesanos para revitalizar esta expresión identitaria que, además de ser arte, representa una fuente de autonomía económica para cientos de familias del estado.
“El bordado maya incluye cerca de 37 puntadas distintas, y hoy podemos ver nuevamente prendas que van más allá del punto de cruz o el matizado. Esa diversidad refleja la vitalidad del bordado y su papel como patrimonio vivo”, explicó.
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CITAS
“Quienes adquieren nuestro trabajo no solo se llevan una pieza, se llevan una promesa familiar”,
Fidelia Abigail Ek, de Maní
"Desde joven crecí cosiendo, con eso crie a mis hijos"
Delia Domínguez, de Teabo