Estados Unidos y la Unión Europea anunciaron un nuevo paquete de sanciones contra Rusia en un intento por acelerar el fin de la guerra en Ucrania, que ya supera los tres años y medio. La decisión refleja la creciente frustración del presidente Donald Trump ante la falta de avances en las negociaciones con Vladimir Putin.
Trump, quien había postergado las sanciones durante meses, ordenó congelar los activos de las petroleras Rosneft y Lukoil en territorio de EU, además de prohibir a las empresas de su país cualquier vínculo comercial con ambas. “Cada vez que hablo con Vladímir, tengo buenas conversaciones, y luego no van a ningún lado”, declaró el mandatario, quien expresó su esperanza de que estas “enormes sanciones” impulsen una solución.
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El secretario del Tesoro, Scott Bessent, detalló que las medidas representan “una de las mayores sanciones impuestas por Estados Unidos” y apuntan directamente a la maquinaria financiera que sostiene la ofensiva del Kremlin. Washington anunciará este jueves un incremento sustancial en la presión económica sobre Moscú.
Casi en paralelo, Bruselas presentó su decimonoveno paquete de sanciones desde 2022. El plan de la UE busca cortar el flujo de ingresos rusos procedentes del petróleo y el gas, e incluye la prohibición de importar gas natural licuado a partir de 2027, así como la inclusión en lista negra de más de 100 buques de la “flota fantasma” y restricciones a diplomáticos sospechosos de espionaje.
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El paquete europeo será adoptado este jueves, coincidiendo con la presencia del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en la cumbre de líderes comunitarios en Bruselas.