“No vayan a pensar que el título del programa lo saqué de alguna película”, dice en broma el chef Eduardo Wichtendahl Palazuelos con relación a su nueva participación en el canal de cable Discovery Home & Health, Rápido y Sabroso, una serie de cortos que se transmitirán todos los sábados y que contienen recetas fáciles y muy apetitosas que pueden realizarse en cuestión de minutos, matizadas desde luego en su presentación con el buen humor del chef impulsor del concepto mexthai.
“Son cortos de comida con una duración de uno o dos minutos. Incluyen recetas prácticas, económicas y muy originales, dirigidas específicamente a las mujeres que hoy cocinan y buscan variedad, aunque tengan poco o casi nada de conocimiento culinario.
“Precisamente por su formato y duración no tienen un horario específico de programación. La serie se transmitirá a lo largo del día, de manera que siempre haya una sugerencia interesante para las televidentes y dé la oportunidad de incorporar un platillo sin complicaciones a su propuesta cotidiana de cocina”, dice Wichtendahl Palazuelos.
Platillos frescos, con ingredientes de temporada, con un toque de picardía e imaginación, son la esencia de esta propuesta que va muy de la mano con el trabajo que el chef actualmente realiza en la Ciudad de México en el restaurante Mar del Zur, un espacio donde vuelca sus experiencias tanto de su vasta trayectoria en Acapulco, como en sus estancias en diversos países de Oriente, como Tailandia.
Hijo de la prestigiada chef banquetera Susana Palazuelos, Eduardo aprendió desde pequeño las minucias de la cocina mexicana, pero también la importancia de los grandes detalles del servicio, capaces de conformar junto con una culinaria de excelente hechura una atmósfera y una experiencia inolvidables para los comensales, como es el sello distintivo de Susana, la mujer que cautivó al jet set acapulqueño con sus grandes banquetes temáticos y que hoy sigue siendo un referente, junto con Eduardo y el resto del equipo, en la realización de bodas y diversas celebraciones sociales en el puerto guerrerense.
“Con mi madre he tenido un aprendizaje único, maravilloso e invaluable. Ha sido la mejor maestra que he podido tener. Me enseñó a tener imaginación, a llevar la iniciativa a los máximos niveles, pero también me inculcó el sentido del respeto, la responsabilidad con los comensales, la necesidad y obligación de conocer perfectamente los productos con los que trabajas y nunca perder de vista la calidad en todos los segmentos de la preparación.
“Los viajes te hacen darte cuenta del gran valor de la cocina mexicana, pero también del gran desconocimiento que existe de ella en otros lugares. Alguna vez cuando ofrecimos un festival de nuestra cocina en algún país de Oriente un comensal me llamó muy indignado a su mesa, reclamándome que ese festival era un fraude. Él, decía, había viajado varias horas para gozar de nuestros platillos y no encontraba nada como el chili con carne o los burritos. Y es que fuera de México mucha gente relaciona nuestra cocina con los platillos tex-mex”, dice Wichtendahl Palazuelos estudió en el Centre International de Glión, Suiza. Trabajó en Raynier & Marchetti, empresa de banquetes en París, y como chef de cocina tailandesa en el Hotel Marriot Royal Garden Riverside.
SAZONES ACAPULQUEÑAS
En paralelo a esa convicción por los valores de las cocinas de México, Eduardo ha desarrollado asimismo la propuesta mexthai, una festiva fusión de técnicas y sabores de la culinaria tailandesa con los acentos y los matices de la cocina mexicana, resaltando en este juego la riqueza de los productores nacionales, sobre todo en lo relativo al tema de pescados y mariscos.
A pesar de que extraña Acapulco, reitera que la decisión de abrir Mar del Zur en el DF ha sido acertada, ya que le ha brindado la oportunidad de exponer su trabajo en un foro tan importante como es esta ciudad; además de la posibilidad de una evolución continua a partir de los comentarios de los comensales, la retroalimentación con otras figuras del medio gastronómico y el encuentro continuo con diversos productos y tendencias que son parte del movimiento cotidiano en la capital mexicana. A la vez, es la oportunidad de poner en las mesas capitalinas las sazones acapulqueñas, e incluso algunas de las artesanías producidas en ese puerto.
“Mar del Zur hace referencia al antiguo nombre que recibía el Océano Pacifico: las aguas surcadas por la Nao de China en una ruta comercial que se mantuvo más de 250 años. Era un flujo de de tesoros como las especias, que marcaron el rumbo de muchas cocinas, entre ellas la mexicana. El nombre guarda también una relación que el trabajo que actualmente realizo en este diálogo festivo y siempre imaginativo entre la cocina de México y los sabores de Oriente”, precisa Wichtendahl Palazuelos.
