CIUDAD DEL VATICANO. El papa Francisco clausuró con una misa en la plaza de San Pedro el Sínodo extraordinario de los obispos sobre la familia y destacó que fue «una gran experiencia» de unión, al mismo tiempo que pidió «creatividad» y «libertad» para la próxima asamblea del mismo tema en 2015.
La homilía le sirvió al papa para reafirmar «que la Iglesia es llamada con premura a hacerse cargo de las heridas abiertas y a devolver la esperanza a tantas personas que la han perdido».
De los 62 párrafos del documento del Sínodo, los tres que no reunieron los dos tercios de respaldo fueron los relativos al posible regreso a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar y a la actitud de la iglesia hacia los homosexuales.
La delicada naturaleza de los asuntos puestos en discusión: homosexualidad, parejas de hecho, divorciados vueltos a casar, provocó que el sector más conservador de la iglesia reaccionara con beligerancia ante el temor de que el Vaticano pudiera replantearse viejos conceptos y dogmas.
El papa argentino añadió en la homilía que durante estos días los participantes en la asamblea de los obispos han sentido «la fuerza del Espíritu Santo que guía y renueva sin cesar a la Iglesia, llamada, con premura, a hacerse cargo de las heridas abiertas y a devolver la esperanza a tantas personas que la han perdido».
En clara referencia a los asuntos que no lograron los dos tercios de la votación, el Papa dijo: «Hemos sembrado y seguiremos sembrando con paciencia y perseverancia, con la certeza de que es el Señor quien da el crecimiento», concluyó.
El punto 52, en el que se proponía estudiar un camino penitencial para que los divorciados que se han vuelto a casar pudiesen recibir los sacramentos, fue el que más votaciones en contra tuvo, pero finalmente fue aprobado por 104 votos a favor y 74 en contra (pero no tuvo los necesarios dos tercios para su aprobación).
Lo mismo ocurrió con el punto 53 (112 a favor y 63 en contra) que instaba a continuar estudiando la posibilidad de que los divorciados que han vuelto a casarse puedan recibir «la comunión espiritual» o «por qué no pueden recibir la comunión sacramental».
La mayoría también aprobó, aunque hubo 62 votos en contra, que «los hombres y las mujeres con tendencias homosexuales deben ser acogidos con respeto y delicadeza» y que se «evitará cualquier marca de discriminación».
A pesar de estas divisiones, el gran denominador común, como ya reflejó el mensaje de clausura también aprobado por los obispos durante la mañana, es que la Iglesia debe ser «una casa con la puerta siempre abierta, recibiendo a todos sin excluir a nadie».
Beato Pablo VI, por milagro antiabortista
El papa Francisco proclamó beato a Pablo VI durante una misa multitudinaria en la Plaza de San Pedro, en la que recordó cómo el pontífice que concluyó el Concilio Vaticano II «condujo a la Iglesia con sabiduría y visión de futuro».
«Pablo VI, en el momento en que estaba surgiendo una sociedad secularizada y hostil, supo conducir con sabiduría y con visión de futuro -y quizás en solitario- el timón de la barca de Pedro sin perder nunca la alegría y la fe en el Señor», dijo Francisco durante la homilía de la beatificación.
El milagro atribuido a la intercesión de Pablo VI, y que le permitió ser beatificado, fue la curación de un feto a principios de la década de 1990 en California. Después de que se diagnosticara que tenía graves problemas cerebrales, la madre se negó a abortar y el niño nació sin problemas.
«Contemplando a este gran papa, a este cristiano comprometido, a este apóstol incansable, ante Dios hoy (domingo) no podemos más que decir una palabra tan sencilla como sincera e importante: Gracias», continuó Francisco.
El papa argentino agradeció el «humilde y profético testimonio de amor a Cristo y a su Iglesia» de Pablo VI, y recordó que fue «el gran timonel» del Concilio Vaticano II.
Pablo VI, expresó Francisco, «supo de verdad dar a Dios lo que es de Dios dedicando toda su vida a la sagrada, solemne y grave tarea de continuar en el tiempo y extender en la tierra la misión de Cristo».
El papa Montini, expresó Francisco, «guió a la Iglesia para que fuera al mismo tiempo madre amorosa de todos los hombres y dispensadora de salvación».
Montini fue el primer papa viajero y el autor de la «Humanae Vitae», que incluía la postura de la Iglesia Católica hacia el aborto, pero también hacia el control de la natalidad y los métodos anticonceptivos, explicando que sólo no eran pecado aquellos considerados ‘naturales’ y otras medidas que se relacionan con la vida sexual.
Pero Francisco también recordó que firmó la exhortación apostólica «Evangelii nuntiandi», con la que «quiso despertar el compromiso de la Iglesia para evangelizar el mundo», y la «Marialis cultus», en la que se proclamaba a la Virgen María «madre de la Iglesia».
La ceremonia, como es tradicional, comenzó con la lectura de la biografía del papa Montini por el postulador de la causa de beatificación, Antonio Marrazzo, y después el obispo de Brescia, Luciano Monari, pidió al papa que declarara beato a Pablo VI.