CIUDAD DEL VATICANO. El presidente iraní, Hasán Rohaní, y el papa Francisco abordaron en el Vaticano el papel de Irán en la pacificación de Oriente Medio. Rohaní se reunió durante 40 minutos con el papa para hablar también de «la conclusión y aplicación del acuerdo nuclear» entre las grandes potencias e Irán.
La imagen de Francisco y Rohaní sentados frente a frente en la Biblioteca del palacio pontificio, como la que protagonizaron en marzo de 1999 el entonces presidente Mohamed Jatami y Juan Pablo II, es una de las más significativas del deshielo de Irán con el mundo occidental tras la firma del acuerdo de limitación de su programa atómico.
Según el Vaticano, se habló de uno de los argumentos que el papa siempre ha destacado en sus discursos: «la importancia del diálogo interreligioso y la responsabilidad de las comunidades religiosas para la promoción de la tolerancia y la paz».
Durante una reunión con empresarios, Rohaní había asegurado que «las religiones nos enseñan que debemos aceptar todas las opiniones, valorarlas y elegir la que nos parezca mejor. Nos enseñan a que la iglesia, la sinagoga y la mezquita pueden convivir una al lado de la otra».
Durante el encuentro, considerado «cordial» por el Vaticano, también se hizo hincapié sobre «los valores espirituales comunes» y las «buenas relaciones» entre ambos Estados.
El papa no olvidó recordar a Rohaní «la acción de la Santa Sede a favor de la promoción de la dignidad de la persona humana y de la libertad religiosa».
La conversación se desarrolló con la ayuda de dos traductores, uno que traducía al papa del farsi al italiano, y una funcionaria de la embajada iraní -la única mujer de la delegación- que se encargaba de la traducción del italiano para el presidente de Irán.
Tras el encuentro privado, Rohaní presentó a su delegación compuesta por doce personas y después de intercambiaron los regalos que, por parte del mandatario iraní, fueron una alfombra persa hecha a mano y un libro de grandes dimensiones con miniaturas en su interior.
Por su parte, Francisco, como suele entregar a todos los jefes de Estado, obsequió a Rohaní con el medallón de San Martín de Tours y le explicó que es el ejemplo del dono a los pobres y de la «hermandad gratuita», le dijo.
También le regaló su encíclica «Laudato Si» sobre la defensa del medioambiente y se excusó por no tener una versión en farsi, por lo que le entregó el volumen en italiano y en árabe.
Al despedirse, Francisco agradeció la visita al presidente iraní y le dijo: «Espero por la paz», en una referencia al contenido de los temas que abordaron en la reunión.
Mientras, Rohaní se despidió pidiendo que rezase por él, aseguró que había sido «un placer» esta visita y le deseó buen trabajo.
El mandatario iraní terminó su viaje a Italia con destino a Francia tras una breve visita al Coliseo romano acompañado por el ministro de Cultura italiano, Dario Franceschini.
Roma cuida la sensibilidad de Rohani
Varias estatuas de figuras desnudas de los Museos Capitolinos de la capital italiana fueron cubiertas como»forma de respeto a la cultura y sensibilidad iraníes», según aseguraron fuentes oficiales.
Precisaron que las estatuas fueron tapadas con paneles blancos el lunes por la noche, cuando Rohani visitó la sede del Ayuntamiento de Roma, donde se encuentran los Museos Capitolinos, y en la que mantuvo un encuentro con el primer ministro italiano Matteo Renzi.
La noticia causó una polémica política y varios partidos de oposición acusaron a Renzi de “sumisión escandalosa” ante el mandatario iraní. Asimismo, durante la ceremonia institucional tampoco se sirvió vino.
El partido Izquierda, Ecología y Libertad lanzó una petición en el sitio change.org para pedir al gobierno “explicaciones oficiales e inmediatas sobre una decisión vergonzosa”, que consideró “una mortificación para el arte y la cultura, entendidos como conceptos universales”.