BRASILIA. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, pidió al Congreso que cancele su receso de verano en enero para debatir rápidamente una solicitud de juicio político en su contra, en un intento por superar un intento para destituirla, que calificó de antidemocrático y legalmente irregular.
Los opositores de Rousseff están intentando realizar un juicio político en su contra por haber violado supuestamente leyes presupuestarias mientras aumentaba los estímulos económicos durante su campaña de reelección el año pasado.
La solicitud fue acogida la semana pasada en la Cámara baja del Congreso, que debía designar más tarde ayer una comisión de 65 miembros para establecer si Rousseff cometió o no una falta que amerite un juicio político.
Los asesores de la mandataria han dicho que cuenta con suficientes votos como para bloquear una impugnación en la Cámara de Diputados, pero que eso podría cambiar a medida que sus opositores alimenten el sentimiento antigubernamental.
Una votación temprana antes de que los brasileños vuelvan de sus vacaciones de enero podría favorecer a Rousseff, dado que la campaña a favor del juicio político podría ganar impulso más adelante debido a que se prevé que la economía empeore a comienzos del próximo año, aumentando el desempleo y la inflación.
Rousseff afirmó que el país no puede esperar tanto por una decisión debido a que la incertidumbre prolongada empeorará la recesión económica, que se prevé que sea la más larga desde la década de 1930.
«En esta situación de crisis política y económica por la que atraviesa el país, creo que es importante llamar de vuelta al Congreso», declaró a periodistas en Brasilia.
Rousseff dijo además que no tenía razones para desconfiar de su vicepresidente, Michel Temer, quien asumiría el poder en Brasil si la mandataria es sometida a una impugnación, pero que no ha dado a conocer públicamente su postura sobre el eventual juicio político.