Cuando fue invitado para fungir como vocero presidencial, Rubén Aguilar, célebre por su frase "lo que el presidente quiso decir...", preguntó a Vicente Fox cuál sería su línea de operación.
-Esa es tu responsabilidad. Haz lo que quieras.
Por eso "no consulté nunca nada", explicó entre risas del auditorio el propio Aguilar durante el desfile de coordinadores de Comunicación Social de la Presidencia de la República durante 43 años.
Por si su ejemplo no fuese suficientemente claro ni personificara la carencia de proyecto de Fox, el expositor fue más explícito: "Estamos a años luz de la institucionalidad" que se da en otros países (Estados Unidos, Alemania) en materia de comunicación.
En distintas formas lo avalaron sus compañeros.
Dijo el zedillista Carlos Almada: "El plan se rompió a los 28 días" con la crisis del llamado error de diciembre y la crisis desatada con él condicionó toda la administración al manejo económico.
Los ex voceros presidenciales priistas y panistas expusieron en buena lid y de gran humor durante casi cuatro horas en la Torre Mayor pero a convocatoria de la Universidad Ibeoramericana (UIA).
La pregunta vino del público: ¿Cómo evitar el chayo? Las risas relajaron el pequeño auditorio del Piso 51.
Aguilar, también profesor de Comunicación Gubernamental en la Ibero, fue el primero en responder y encendió el debate: “Hay una diferencia abismal entre lo federal y los estados”. Y lanzó un reclamo al presidente Enrique Peña Nieto por no cumplir con la creación de una comisión ciudadana que vigile el destino de los recursos públicos.
“No seas tan drástico, Rubén, apenas llevamos cinco meses”, reviró de inmediato Roberto Calleja, quien asistió en representación de David López, coordinador de Comunicación Social de Peña Nieto.
La vocera en la recta final del gobierno de Felipe Calderón, Alejandra Sota, aseguró que el gobierno del PAN se ajustó a la reforma electoral y urgió a una reforma de transparencia en la comunicación de los estados.
Previo al debate, el diálogo de los comunicadores del Ejecutivo en ocho sexenios fue abierto por Fausto Zapata, subsecretario de la Presidencia con Luis Echeverría, quien recordó las dificultades de su época, los graves problemas del movimiento estudiantil del 68.
“En 1968 el país se asomó a una situación de caos, de descontrol”, dijo. Y confesó que el mayor reto fue hacer frente a la prensa nacional e internacional porque “un paso equivocado” presentaba un riesgo mayor.
Desde entonces, afirmó, estaba el dilema de cómo controlar a los medios y establecer una relación con los directivos.
Provocador, Carreño Carlón le recordó a Zapata que no mencionó nada sobre el golpe al periódico Excélsior de Julio Scherer ni de las tendencias de la época de someter a la prensa.
Luis Javier Solana, quien fue la voz de López Portillo, hizo énfasis en el derecho a la información y lo inscribió como el mayor acierto del sexenio.
Otto Granados, director de Comunicación Social de Carlos Salinas de Gortari, ahondó en el papel que asumió en medio de la tensión por la elección de 1988 y el inicio de la división del PRI con la llegada de los llamados “tecnócratas”.
Aseguró que la estrategia fue que el presidente no fuera rehén de la opinión pública.
Carlos Almada y Fernando Lerdo de Tejada, voceros de Ernesto Zedillo, anotaron dos elementos para el debate. Almada, parafraseando a Daniel Cossío Villegas, recordó que “el estilo de gobernar marca el tono que la vocería le da a su trabajo” y Lerdo de Tejada añadió que la diferencia entre las vocerías de PRI y PAN es el culto a la personalidad del presidente.
En tono ameno, Rubén Aguilar afirmó que la comunicación social que le correspondió en el gobierno de Fox fue su responsabilidad totalmente.
“Si lo hice mal fui yo, si lo hice bien fui yo”, aseguró e inmerso en la autocrítica reveló que su gran error fue no poder convencer a Fox de entramar el discurso político con el mito de la democracia.
Entre risas y con humor confió en no morir sin ver que se prohíba el marketing político y los recursos sean para camas en hospitales y no para las televisoras, la radio o la prensa.

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