Desde hace 12 años la Congregación Nacional de la Santa Muerte, con apoyo del pueblo y gobiernos locales del Estado de México, realiza cada 2 de noviembre un festejo lleno de vida para celebrar el culto a la Niña Blanca en Ecatepec.
Entre las actividades que esperan a los asistentes se encuentra la exhibición de lucha libre, la presentación de artistas imitadores, un baile encabezado por el Sonido Antillano, además de comida y una misa espiritual.
Yamarash, que a sus 26 años ya es el ministro de esta congregación, asegura que esta manera de celebrar a la muerte en un día tan representativo para la tradición mexicana, se debe a la libertad de culto que actualmente gozan todos los mexiquenses, lo cual es razón de fiesta.
“Con esto demostramos que pese a los ataques de desprestigio de otros grupos religiosos nos podemos organizar para hacer notar que estamos trabajando en mejorar nuestro culto, fomentar la cultura, la hermandad y generar conciencia en nuestro país”, expresa.
El apoyo de los creyentes se da desde semanas antes, pues dentro de las posibilidades de cada miembro de la congregación se comienzan a pegar carteles en las principales avenidas de Ecatepec, además de que durante la celebración muchos se ofrecen a repartir la comida o barrer.
“Cada quien ayuda conforme lo que desea y puede porque nuestra niña no nos pide nada a cambio, pero sabemos que no nos falla cuando le pedimos el paro”, asegura Yamarash.
Incluso resalta como el culto ha ganado notoriedad con el paso de los años, precisamente gracias a este tipo de eventos, “como anfitriones en Ecatepec tenemos que tener todo listo para quienes nos visitan de otros altares provenientes de distintas delegaciones y partes de la República Mexicana”.
Este año, la congregación además impulsa el movimiento #YoSíALaSantaMuerte, con el que se pretende acreditar el culto ante las autoridades de la Secretaría de Gobernación (Segob).
«Lo que buscamos es ser reconocidos por las autoridades para terminar con el estigma de que el culto es ‘malo’ o que sólo es para delincuentes; a la Santa Muerte la adoran desde la prostituta hasta doctores e incluso políticos», concluye el joven ministro.