Con 3.5 toneladas de explosivos, milicianos del Estado Islámico destruyeron el estadio Olímpico de Ramadi, la capital de la provincia iraquí de Anbar.

 

 

El estadio está a medio terminar y tenía una capacidad para 30 mil personas, además de ser un símbolo de modernidad para Irak.

 

Este acto forma parte de la estrategia de retirada de la organización terrorista, quien ha colocado explosivos por toda la ciudad, para hacerlos explotar al paso de las fuerzas iraquíes, quienes desde hace algunos días están a punto de recuperar la ciudad.

 

El estadio formaba parte de un complejo deportiva que se tenía proyectado, la creación de una villa olímpica, bibliotecas y un hotel.

 

 

obo

 

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