Mañana entra en vigor el aumento de dos pesos a la tarifa del Metro, por lo que los usuarios de este medio de transporte realizan compras de pánico para obtener la mayor cantidad de boletos a un precio de tres pesos y no de cinco, que es lo que costará a partir de este viernes.
Las muestras de rechazo al aumento a la tarifa no se hicieron esperar apenas el director del Metro, Joel Ortega, anunció el aumento. Con el hashtag #PosMeSalto llaman a los ciudadanos a no pagar el pasaje y brincar los torniquetes como medida de protesta.
Desde hace cinco meses, cuando se informó que el Gobierno del DF analizaba aumentar la tarifa del Metro, el director del Sistema de Transporte Colectivo, Joel Ortega, sostuvo que México es de los países donde se cobra más barato para justificar un eventual aumento a la tarifa.
Otro de los argumentos del STC es que el precio de cada pasajero, sin el subsidio que otorga el GDF, es de 10.50 pesos por viaje, lo que ha ocasionado que el subsidio represente un alto costo para el presupuesto de la ciudad.
Sin embargo, si comparamos el precio del boleto del Metro con el salario mínimo de algunos países podemos obtener un valor más objetivo sobre el costo real de un viaje en el Metro de la Ciudad de México.
De acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), actualmente en México un trabajador que gana el salario mínimo tiene que trabajar 50 minutos (0.83 horas) para poder pagar dos boletos del Metro, pero a partir de mañana el mismo trabajador tendría que trabajar 1 hora 22 minutos (1.38 horas), lo que convierte a México en el país con el sistema de Metro más costoso de los países de la OCDE.
Al realizar este mismo ejercicio con otros sistemas de metro de ciudades Latinoamericanos como Buenos Aires, Caracas, Lima, Medellín, Río de Janeiro y Sao Paulo, las conclusiones son similares. Después de China, México es el segundo país con el costo del boleto más caro en el mundo.
A pesar de que el metro es más costoso en países Latinoamericanos que en los países miembros de la OCDE, la Ciudad de México sigue siendo – con Río de Janeiro y Sao Paulo – el sistema de metro más costoso para las clases con menores ingresos.