Cualquier proyección razonable sobre cómo puede ser el 2012 en la economía y los mercados, requiere que se proyecte la evolución de los hechos que hoy en día representan importantes factores de riesgo para los inversionistas.
Curiosamente, como en pocas ocasiones, hay una coincidencia en la naturaleza de los problemas, la mayoría de ellos centrados en el elevado endeudamiento de los países desarrollados; pero los desenlaces son impredecibles y, como ya dijimos, los riesgos muchos.
El inicio del año tiene numerosos factores de riesgo latentes sobre la mesa. Aún no hay un desenlace de la crisis en Europa que otorgue confianza a los inversionistas. En Estados Unidos, el conflicto político seguramente originará momentos de presión en los mercados. En Asia, hay cautela con relación a la desaceleración de la economía en China; por último, la situación política en Medio Oriente es delicada en varios países y un escenario más caótico podría afectar la estabilidad de los precios del petróleo agravando la expectativa de menor crecimiento.
Desde nuestro punto de vista, los mayores riesgos para el desempeño de la economía global durante 2012 son tres.
El primero es el desenlace de la crisis de deuda soberana en Europa, que a la fecha ha debilitado al sistema bancario y la moneda común, ha provocado la insolvencia de gobiernos con exceso de deuda y amenaza con convertirse en un fuerte lastre para la economía europea por un lapso de tiempo considerable. En segundo lugar se encuentra la situación presupuestal de Estados Unidos; la incertidumbre es alta debido a que gran parte de la responsabilidad en la búsqueda de una solución viable se encuentra en el Congreso de ese país, justamente en un año de elección presidencial. Por último, la desaceleración de la economía China cuya magnitud y velocidad desconocemos; una baja abrupta podría presionar negativamente el crecimiento económico a nivel global.
En general, nuestra visión es de un retorno lento, con episodios adicionales de presión, hacia una menor incertidumbre y volatilidad en los mercados. Esperamos que las soluciones acordadas para Europa, un proceso de discusión más ordenado en Estados Unidos sobre el tema fiscal y las fuertes intervenciones de los bancos centrales con políticas de relajación monetaria diluyan el miedo de un evento caótico en los mercados.
Si tal cosa sucede, esperamos que en Estados Unidos haya un crecimiento positivo modesto, que la recesión en Europa sea temporal y la afectación sobre los mercados emergentes sea leve. Por ello anticipamos cierto restablecimiento en algunas variables y en general, rendimientos que tiendan a ser más favorables que los del año anterior.
México terminará registrando la afectación de un crecimiento más lento en el exterior. No obstante, tomamos en cuenta que la administración financiera del país es muy buena y que dentro de un marco de relativa estabilidad, podríamos seguir creciendo a tasas positivas.
Esperamos más estabilidad en el tipo de cambio, los principales determinantes de la cotización son la expectativa de crecimiento en Estados Unidos y la estabilidad de los mercados en el exterior. Si asumimos que se ha diluido el riesgo de recesión en Norteamérica y pensamos en mercados más estables el tipo de cambio debería converger hacia niveles de 13 pesos o incluso inferiores.
Dado este entorno del tipo de cambio vemos pocas preocupaciones por el lado de la inflación, las presiones actuales deberán ser temporales y veremos que éstas se reducirán a partir de marzo. No esperamos ninguna acción del Banco de México sobre las tasas. La tasa de referencia seguirá siendo muy baja y la de los bonos de largo plazo oscilará dentro de un rango acotado.
Es nuestro punto de vista que el proceso electoral representa un riesgo moderado con relación a las variables financieras. En 2006, y en momentos de malas noticias desde el ambiente político, la cotización no ha sufrido alteraciones. Pensamos que tendrían que ocurrir hechos inesperados y particularmente intensos, más que los del 2006, para deducir que las variables se desestabilizarían por motivos internos. Por el contrario, hacemos votos por que el resultado del proceso electoral genere la expectativa de las reformas necesarias para generar un mayor crecimiento.
Los principales riesgos para la economía nacional son los efectos que pudiera tener un menor crecimiento del sector externo. La principal fuente de debilidad sería un agravamiento de la situación en Europa o la continuidad de la volatilidad financiera global.
Si bien hay muchos factores que pueden alterar la estabilidad, apostamos por ella y creemos que el 2012 será un año mejor que éste para las inversiones.
* Director de Estrategia y Gestión de Portafolios de INVEX
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