En enero de 2017, la Contraloría General local arrancará el primer Laboratorio de Obra Pública fijo de la CDMX, con el que expertos en la materia podrán verificar los proyectos constructivos que se realicen en la capital.
El laboratorio podrá evitar casos como el de la Línea 12, ya que se verificarán los proyectos desde su planeación, con el objetivo de impedir compras a sobreprecio o errores que a la larga afecten a los ciudadanos, como baches u obras que no resistan situaciones como la lluvia o la inestabilidad del suelo.
El ingeniero Francisco González, director general del Laboratorio de Obra Pública y autor del proyecto, señaló que la idea de este tipo de revisiones le surgió en 2011, después de revisar el asfalto en una zona de alto nivel adquisitivo.
El ingeniero detectó deficiencias en cuando al espesor del asfalto, pues por norma debía tener 7.5 centímetros, pero el que revisó tenía tres centímetros.
“Había un error en el espesor y cuando le dije al contratista éste me dijo que sólo era en la orilla. Ahí pensé en cómo se debía verificar y le pedí a un ingeniero que me prestara su laboratorio. Lo traigo a colación porque esa zona es de alto nivel y de mucho poder adquisitivo. Si así estaba esa zona cómo estarán las otras, eso nos dio pie a que nosotros imputáramos daños al erario por 40 millones de pesos”, relató.
En un inicio se topó con algunas trabas, porque ya había empresas privadas que realizaban los estudios de laboratorio; sin embargo, también se detectó que los dictámenes, en muchas ocasiones, eran apócrifos.
Fue en esta administración cuando la Contraloría accedió a gestionar recursos para el laboratorio. Anteriormente ya se contaba con un laboratorio móvil; pero éste tenía la desventaja de no dar resultados exactos, debido a que carecía de equipo para hacer pruebas de resistencia.
Con el laboratorio móvil se podía revisar una obra al día, es decir, cerca de 30 en un mes, pero con el fijo se podrán evaluar más de mil muestras mensuales.
Además, tendrá espacio y aparatos para realizar pruebas de destrucción que someten a los materiales a niveles extremos, para ver si el concreto y su resistencia son los adecuados.
“Ese trabajo es importante porque no podemos seguir permitiendo que la ciudadanía sea la más afectada. Yo les digo a los que trabajan en la Contraloría ‘cualquiera que pasa es nuestro jefe’, porque (las obras) son producto de sus impuestos”, declaró.