El sacrificio de animales de compañía, silvestres y de abasto tendrá que seguir nuevos métodos una vez que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) publique la Norma Oficial Mexicana NOM-033-ZOO-2014.
Dicha norma tiene como premisa evitar actos de maltrato y crueldad en los animales, así como asegurar su mínimo sufrimiento, tensión, traumatismo y dolor cuando deban ser sacrificados. Pero también obedece a uno de los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo sobre el sector agropecuario, que busca “modernizar el marco normativo para impulsar un sector agroalimentario productivo y competitivo”.
De acuerdo con el documento en revisión por la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer), la disminución en el estrés durante el sacrificio de animales de consumo mejora la calidad de la carne, ya que disminuye la concentración de adrenalina y otras hormonas secretadas por estrés agudo y crónico, además de suavizarla más rápido, lo que significaría mayor competitividad para los productores nacionales frente a las exportaciones: “Si se mejora la calidad se mejorará el comercio nacional”.
El temor y el dolor son factores de estrés en el ganado, lo que afecta la calidad de la carne, justifica el anteproyecto que busca que el manejo del ganado sea en forma eficiente, experta y calmada, evitando reacciones negativas en los animales y, con ello, deficiencias en la calidad de sus productos.
Entre las disposiciones está el que los animales pasen un tiempo más breve entre la etapa previa al sacrificio, su aturdimiento y el desangrado, a fin de que sufran lo menos posible. También queda prohibido darles muerte por envenenamiento, drogas paralizantes, ahorcamiento, inmersión en agua, por golpes o cualquier otro procedimiento que les cause sufrimiento, dolor, ansiedad o que prolongue su agonía.
La norma establece que los encargados del sacrificio deben estar debidamente calificados, por lo cual prevé los costos que deberán cubrir los establecimientos en la capacitación del personal, que en principio irían de siete mil a ocho mil pesos en promedio, según el número de empleados y cursos.
Por otra parte, amplía los métodos para “dormir” a los animales de compañía y señala claramente los mecanismos tranquilizantes, de anestesia o sedantes a utilizar en estas eutanasias que, de acuerdo con la legislación en la materia vigente, se hacían por medio de sobredosis de anestésicos que produjeran inconsciencia y, después, el paro respiratorio y cardíaco del animal.
El proyecto de norma señala que será la misma Sagarpa la encargada de vigilar que estas disposiciones se sigan de forma correcta, principalmente en el caso de los animales de consumo, mientras que las asociaciones civiles de protección animal vigilarían el cumplimiento de esta regulación en diferentes centros de control canino y algunos establecimientos en donde tengan implementadas sus actividades.