Cualquier secuela invita a la nostalgia pero más si se trata de «Trainspotting«, un filme que revolucionó el cine británico y que marcó a toda una generación. Su director, Danny Boyle, ha conseguido reunir al reparto original 20 años después y hacerles mirar por «el telescopio del tiempo».
«Cuando miras por un telescopio, las cosas parecen distantes, pero, si le das la vuelta de repente, tienes la imagen encima. Así es nuestra relación con el pasado: a veces no recuerdas nada y otras se te cae todo encima», señaló hoy Boyle en una entrevista con Efe.
La cita con la prensa española tiene lugar en La Vía Láctea, un bar del barrio de Malasaña que resiste el paso de los años desde la época de la Movida madrileña. Boyle se fija en un cartel de The Ramones que hay la entrada. «Ya están todos muertos», comenta y estalla en una carcajada.
A Mark Renton, Spud, Sickboy y Begbie, los cuatro personajes de «Trainspotting» les ha ido un poco mejor, al menos siguen vivos, aunque Boyle admite que esta segunda parte es «más dolorosa» que la primera, si bien conserva parte de aquella energía primigenia.
«A los hombres se les da peor lidiar con el paso del tiempo, les cuesta más hacer la transición a la madurez. Las mujeres lo hacen mejor, quizá por el reloj biológico, son más sensatas», considera el ganador de un Óscar al mejor director por «Slumdog Millionaire» (2008).
«T2 Trainspotting», así se llama la secuela que se estrenó en Reino Unido la semana pasada y que a lo largo de este mes llegará a las salas de todo el mundo, entrelaza melancolía y reflexiones sobre la masculinidad con una trama de acción que arranca con el regreso de Renton (Ewan McGregor) a Edimburgo para reencontrarse con los amigos a los que traicionó por un puñado de libras.
Vuelve a haber peleas, carreras desenfrenadas por las calles de la ciudad, retretes que cobran vida y hasta un monólogo de Renton que homenajea a aquel «Elige la vida/ Choose life» de la mítica secuencia inicial del filme de 1996.
Según Boyle, la «energía y la audacia narrativa» estaban en las historias originales de Irving, aunque admite que en «T2» baja algo el ritmo. «Ya no tengo esa edad ni esa inocencia y no puedo fingir, eso sería terrible», razona.
«Creo que hay una energía que recuerda a la primera, pero los personajes han avanzado. Intentan revivir el pasado, pero el resultado no es el mismo», precisa.
Boyle ha vuelto a contar con John Hodge como guionista, quien se ha basado tanto en la novela original de Irvine Welsh como en su secuela «Porno» para llevar la historia por otros derroteros.
El director de «Steve Jobs» (2015) tenía claro que, si había segunda parte, tenía que ser con el mismo equipo y con los cuatro actores de la película original: McGregor, Ewen Bremner (Spud), Johnny Lee Miller (Sickboy) y Robert Carlyle (Begbie).
«Intentamos hacerla hace diez años, pero no llegué a enviarles el guion porque sabía que no tenía la calidad suficiente», explica. «Esta vez, sí. Era arriesgado y más complicado que la primera, pero sabía que justo por eso los cuatro dirían que sí. Era algo serio, no una simple secuela comercial», subraya.
En el caso de McGregor, el filme ha supuesto el reencuentro entre el director y el actor, con quien rodó sus tres primeras películas: «Shallow Grave», «Trainspotting» y «A Life Less Ordinary».
El distanciamiento se produjo con su siguiente largometraje, «The Beach» (2000), que supuestamente iba a protagonizar McGregor, pero el estudio impuso a Leonardo DiCaprio.
La versátil trayectoria de Boyle incluye también filmes de terror como «28 Days Later…» (2002), comedias como «Millions» (2004) o la dirección de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres de 2012.
OR