Foto: EFE La comunidad de San Antonio Secortez, al norte de Guatemala, y en particular la familia Caal Maquín lamentan la muerte de la niña de siete años que salió del lugar con su padre y murió bajo custodia de la Patrulla Fronteriza en EU  

En San Antonio Secortez, al norte de Guatemala, la familia Caal Maquín lamenta con una profunda tristeza la muerte de Jakelin Amei Rosmery, la niña de siete años que falleció en EU bajo custodia de la Patrulla Fronteriza.

En medio del sitio, en el que viven 80 personas en casas con techo de paja y suelo de tierra, un corazón de plástico blanco sostenido en un palo de madera clavado al piso anuncia la tragedia: el nombre de Jakelin, su edad y la sentencia: “Se murió el 8 de diciembre”.

El hecho se hizo público este fin de semana. Según un comunicado de la Patrulla Fronteriza (CBP), del que informó el diario The Washington Post, la niña y su padre fueron detenidos el 6 de diciembre en Nuevo México, luego de entregarse a los agentes con un grupo formado por 163 migrantes; fueron trasladados a una de sus instalaciones.

Pero más de siete horas después de ser detenida, la niña empezó a tener convulsiones y fue trasladada en helicóptero a un hospital, donde llegó con paro cardíaco y murió.

En Guatemala, la familia de Jakelin lamenta el desenlace del viaje que comenzó Nery Caal, un jornalero de 29 años que buscaba el sueño americano junto a su hija Jakelin, quien pese a su corta edad no quiso desprenderse de su padre.

En casa de Jakelin la incredulidad da paso al profundo “dolor y tristeza” que siente en el pecho su mamá, Claudia Maribel Maquín, de 27 años, mientras carga a otra de sus hijas, la más pequeña, de seis meses de edad y a un lado están los otros dos hermanos de Jakelin, de nueve y cinco años.

La pobreza de la familia Caal Maquín tenía en el plan de Nery Caal una solución: enviar dinero y ahorrar lo suficiente en un trabajo -el que fuese- durante los próximos cuatro años desde EU, para luego volver a casa.

La muerte de la pequeña guatemalteca es reflejo de las duras condiciones de la mortal travesía para cruzar ilegalmente la frontera, alertan defensores de derechos humanos.

Rafael Larraenza, director de Ángeles del Desierto en Arizona, grupo que busca a inmigrantes que se pierden en su intento de llegar a EU, dijo que puede ser fatal para un menor cruzar el desierto o las montañas.

“Para un niño los caminos son mortales, es un sufrimiento tremendo para los menores, que tienen que caminar hasta 140 millas durante días, y por lo regular la Patrulla Fronteriza deja que hagan todo ese recorrido y ya los está esperando en la carretera para detenerlos; pero ya vienen enfermos, deshidratados y algunos con lesiones”, explicó.

Aunque la autopsia aún tardará algunas semanas, los médicos del Hospital Providence de El Paso, donde atendieron a Jakelin, indicaron que los síntomas coinciden con los de choque séptico, deshidratación y fiebre.

LEG

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