Aura García-Junco
Cortesía Sexto Piso.

¿En algún momento las autoras y los autores han estado interesados en dejar de escribir sobre el amor? ¿Es posible seguir (d)escribiéndolo? ¿En algún momento la liga ha estado a punto de romperse? ¿Por qué es tan importante seguir complejizándolo? ¿Puede complejizare? ¿Tiene algún sentido? Las preguntas no tienen respuesta, claro está. Quizá podríamos entenderlo, o al menos intentarlo a través —qué ironía—, de lo que euncian las escritoras y los escritores.

Se me ocurre una entrada del diario de la poeta rusa Marina Tsvietáieva, escrito en 1917: Sobre el amor: todo lo que no se dice continuamente es como un asesinato inconcluso, es decir, un final prolongado, agónico. Pensar o entender, o al menos intentar entender, al amor como una concepción, aludiendo a la visión de la filósofa española María Zambrano

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Cuando hablamos de amor (Editorial Sexto Piso, 2025), editado y prologado por la escritora Aura García-Junco (Ciudad de México, 1988), es una recopilación de ensayos en los que la experimentación parece ser la única regla, porque, advierten, el amor hay que “pensarlo y no sólo vivirlo acríticamente”, pues así se “le da otras dimensiones que sacuden la inercia, que a veces duelen, pero con frecuencia crean horizonte”. 

Durante el Hay Festival Querétaro 2025, la también autora de Mar de piedra y Dios fulmine a la que escriba sobre mí conversó con 24 HORAS acerca del origen de este proyecto, la selección de las autoras y, por supuesto, del amor.

Ensayistas y sus amores

En esta compilación de ensayos, que se une a la colección realidades de la editorial, participan la poeta Iveth Luna Flores, la lingüista Yásnaya Elena A. Gil, la escritora Dahlia de la Cerda, la poeta Clyo Mendoza, la novelista Andrea Chapela, la poeta Yol Segura, la misma Aura García Junco, la poeta española Luna Miguel, la filósofa Siobhan Guerrero Mc Manus, la cineasta Alejandra Márquez Abella, la activista Julia Didriksson Muriedas, la filósofa Sayak Valencia y la ensayista estadounidense Anne Boyer.

“La selección de autoras fue un proceso bastante delicado, que tomó un buen rato. Yo le propuse a Sexto Piso hacer una antología de ensayos sobre amor, es algo que tenía pendiente desde que publiqué El día que aprendí que no sé amar en 2021 porque me parecía que, si bien mi libro es un libro de investigación y tiene pocas anécdotas, siempre queda algo pendiente”, cuenta, y considera que eso pendiente no es lo que uno tiene que decir, sino lo que tienen que decir las demás personas.

“Creo que en México no se han producido tantas antologías sobre amor, tanto ensayo sobre amor. No así en otros lugares: en España, por ejemplo, hay toda una editorial que se dedica a publicar libros de ensayos sobre amor. Pero a mí me interesaba mucho encontrar, dentro de las autoras que yo admiro, leo, escucho, que por motivos distintos me he acercado a sus obras, ese díalogo, ¿no?, y que eligieran ellas mismas de qué querían hablar.

“Yo hice algunas propuestas, pero lo que más me interesaba era que escribieran algo que realmente las cruzara y les removiera el estómago en lo que tenía que ver con el amor. Además, cuando estaba escribiendo ese libro (El día que…) me di cuenta de algo que podía ser muy obvio, pero, nunca había visto con tanta contundencia: todo el mundo quiere hablar de amor”, relata, porque, considera, “es un tema que, si bien, tiene muchos matices, sí tiene una centralidad en la vida que es innegable”.

“Muchas de estas personas que escribieron en el libro nunca hbaía escrito sobre amor. En el caso de Alejandra Márquez, ella escribe más bien guiones, pero, yo, porque la conozco y porque es mi amiga, sé que ha tenido muchas reflexiones que me parecía que podían llegar a ser un buen ensayo. Así con cada una de las personas que están en este libro, tiene un motivo de estar ahí”, consideró.

“Una cosa que me parecía importante e interesante era que hubiera voces diversas. Intenté que no fueran todas personas de la Ciudad de México, por ejemplo; que no fueran todas personas del mismo origen socioeconómico; que hubiera una cantidad de personas LGBTQ+ involucradas, etcétera. Sí hubo mucha reflexión”, confiesa, y agrega que hubo muchos cambios en el proceso.

Hablar del amor, una manera de matarlo

La también autora de Anticitera, artefacto dentado asevera, en su prólogo, que “habrá quien afirme que pensar el amor es matar al amor”, cree, entre consternada y muy segura, que “primero que nada, hay que robarle a la autoayuda el monopolio de las relaciones sexofectivas”.

“Creo que la visión crítica sobre el amor es absolutamente esencial e importante en este mundo, y me sigue pareciendo un acto de misoginia y machismo pensar que es menos importante hablar de amor que hablar de guerra. Creo que son temas que están absolutamente relacionados, que son cruciales en la vida.

“Y sin embargo hay algunos temas que parecería que sí son dignos de ser pensados y otros que son sólo dignos de ser poetizados. Yo creo que el ensayo puede hacer ambas cosas: puede pensar, puede poetizar y expiar experiencias, y puede hacer una serie de cosas muy amplias.

“Entonces, por eso a mí me parece un género súper interesante y por eso me parece tan esencial seguir hablando de amor, especialmente porque es un diálogo vivo: no es estéril: cada vez que hablamos de amor lo pensamos diferente. Yo siempre digo que escribo porque escribir tiene la capacidad de hacerme repensar y reescribir mi propia percepción inicial, es un proceso de encuentro, revisión, reencuentro, reescritura, etcétera. Entre todos esos vuelcos, pasan muchas cosas, y lo mismo me pasa cuando leo un ensayo cuyo contenido me hace pensar cosas que nunca había pensado, que digo: esta persona me está abriendo a mí una propia puerta para que yo entre por ahí y pueda seguir teniendo una serie de reflexiones probablemente inagotables”, espetó.

“Creo que no hay forma en que tú leas el libro completo, quien sea, y no te lleves al menos un par de cosas que jamás habías pensado. Quizás más, estoy yéndome por lo bajo. ¿Por qué? Simplemente porque, a mí, en lo personal, hay algunos ensayos que (me parecen) de experiencias completamente ajenas, (como) el de Yásnaya, de una infancia en la que creció sin que la noción de amor romántico fuera tan relevante, cuenta la historia de su abuela y cómo se casó con su abuelo, que es otro paradigma completamente distinto para entender las relaciones, que no está pasado por Walt Disney.

“O el ensayo de Dahlia (de la Cerda), que me parece muy necesario porque cuestiona la manera en la que el feminismo ha invitado a no universalizar, pero muchas veces universaliza el papel del hombre en las relaciones y lo simplifica, cuando es una cosa súper compleja. O un ensayo como el de Luna Miguel, que es de una relación entre dos días en Armería, una relación que pasa, incluso, hasta por lo religioso.

“Entonces, hay una serie de experiencias ahí que, a mí, como una persona curiosa del mundo y de las relaciones, me hacen tener una ventana a cosas que de ninguna manera habría accedido”, concluyó.

Lo común en las diferencias

Pese a que, como apuna García-Junco, se buscaba que todo lo que se escribiera entre sí, siendo que se trata de personas radicalmente opuestas en muchos sentidos, hay temas o aristas del amor que, como concepto, hecho, “vivencia universal”, conecta unas cosas con las otras.

“Creo que hay varios (temas): eso era previsible e imprevisible a la vez, porque vivimos en el mismo mundo. Creo que hay varios ensayos que tratan de cómo el sistema económico afecta nuestras relaciones sexoafectivas. El de Iveth Luna Flores, que abre el libro, es un gran ejemplo de eso (...) Sí, el capitalismo es una cosa muy presente a lo largo de todo el libro. También creo que está muy presente una especie de amor odio con las instituciones que nos han sido legadas, como una aspiración a pertenecer a ellas, pero también una necesidad de distanciarse y de hacerlo bajo tus propios términos.

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“Hay una invitación a pensar en conjunto, un gran llamado a lo colectivo. También hay varios ensayos que mencionan la amistad como algo que tiene que estar mucho más ligado al amor y que tiene que priorizar por sobre las relaciones sexoafectivas. Sí veo que hay varios vasos comunicantes entre el libro. Y por supuesto, también, esta idea que se ha hablado mucho desde la crítica feminista de la fantasía que es la pareja, esa fantasía que ponemos en el otro, en la otra y que hace que la pensemos como queremos que sea y no como en realidad es”, relata finalmente Aura García-Junco.

O, como escribiera la filósofa francesa Anne Dufourmantelle en En caso de amor: Psicopatología de la vida amorosa, para resumir el embrollo, si acaso fuera posible: hay que entender que “la entrega amorosa implica aceptar lo desconocido”. Hay que aceptar el salto al vacío.

Cuando hablamos de amor, publicado por Editorial Sexto Piso, editado y prologado por Aura García-Junco, se presentará este 11 de octubre en la Feria Internacional del Libro del Zócalo a las 15:45 horas. A García-Junco le acompañarán Alejandra Márquez Abella, Siobhan Guerrero Mc Manus y Paola Carola.

Redactor web en el diario 24 HORAS. Escribo y hablo de literatura. Autor en Puentes (Editorial Gato Blanco) y Escribir es un ensayo (Grupo G - Horizon y Canon Mexicana).