Felipe Ávila
Foto: INEHRM. Retrato del historiador y sociólogo Felipe Ávila.  

Felipe Ávila (Ciudad de México, 1958) es sociólogo e historiador. Dentro de sus temas de estudio, predominan las revoluciones y sus corrientes, los pensamientos económicos, políticos y sociales de diversos sucesos históricos. También, el estudio profundo de figuras clave de la historia, en claves biográficas y analíticas. 

En su vasta bibliografía, hay escritos sobre Emiliano Zapata (y el zapatismo); sobre Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, y, más recientemente, sobre una de las personas más importantes de la Revolución mexicana, Francisco I. Madero, sujeto de estudio de su libro El padre de la democracia, publicado en octubre pasado por Debate. A propósito de este último, el escritor platicó con 24 HORAS para dar claves sobre su libro y desvelar algunos pormenores.

La figura de Francisco I. Madero

“Yo creo que si algo define a Francisco I. Madero y su importancia en la historia de México, es que está indisolublemente asociado a la palabra democracia”, aseveró el historiador, “cuando hablamos de Madero, inmediatamente nos viene a la mente la palabra democracia, y creo que es lo que explica la vida pública de Madero, cuando ya se ha convertido en un personaje nacional”. 

Lo dejó realmente claro cuando, a manera de justificación, como si hiciera falta, mencionó: “Lo que mejor refleja su motivo de vida es justamente su compromiso con la democracia, el estar absolutamente convencido de que la democracia era necesaria para México y todo lo que hizo para hacerla realidad”.

Reconoce que hay muchísimos libros, artículos, documentales y biografías de Francisco I. Madero; sin embargo, percibe cierta incomprensión alrededor de la figura del expresidente nacido en Parras de la Fuente, Coahuila:

“La imagen que proyectan todas estas obras es la de un Madero ingenuo, soñador, que se comunicaba con los espíritus, uno romántico, que cometió muchos errores que le costaron la vida. Y sin embargo, creo que cuando uno se mete a estudiar a profundidad y con otros ojos a un personaje tan complejo, uno encuentra a un político de gran calado, con una capacidad de análisis excepcional, con un realismo y un pragmatismo, con una visión estratégica, con profundidad reflexiva y además con un carisma excepcionales. 

“Y es esto lo que explica que haya tenido un papel tan relevante en el estallido de la Revolución mexicana y que cien años después de su muerte, siga siendo un punto de referencia fundamental para entender el sistema político que tenemos y, sobre todo, el ideal democrático por el que Madero dio su vida”, relató el autor de Álvaro Obregón, la sombra del caudillo.

Imaginar escenarios (im)posibles

“Yo creo que la Revolución mexicana no habría sido posible. y no habría tenido la forma que tuvo sin Francisco I. Madero”, sostuvo el también sociólogo. “Desde luego uno puede especular y pensar que, bueno, había condiciones objetivas que hacían un poco inevitable el estallido de una revolución como la que ocurrió en México en 1910, pero creo que sin Francisco I. Madero: o no hubiera ocurrido la revolución, o se hubiera tardado mucho tiempo en estallar, o hubiera tenido otras características”.

Sin embargo, considera que quien influyó en todos los aspectos para que ocurriera como ocurrió, fue Madero, “porque no ocurrió como un acontecimiento casual, imprevisto, no fue algo inesperado, espontáneo. Por el contrario, la revolución lo que muestra es que fue un proceso que se fue preparando desde años antes, de manera meticulosa, ordenada, constante, que fue planeada de esta manera por una generación excepcional, en la que, sin duda, la figura más importante fue Francisco I. Madero”.

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Recuerda entonces que tres años antes del estallido, en 1907, Madero ya sabe, de alguna forma, lo que va a ocurrir en 1910.Tiene la capacidad de vislumbrar por su profundo nivel de observación. Dice el autor de Los orígenes del zapatismo que siempre supo ver, Madero, que no le ganaría las elecciones, ni municipales ni estatales, a Porfirio Díaz, sino en elección nacional. “Y para ganarle”, aseveró el sociólogo a propósito del revolucionario, “tenemos que tener un partido político nuevo, democrático, moderno”. 

Seguro de que ganaría la elección, sólo entonces Madero pensó en armas: si Díaz no aceptaba la victoria de su rival, este último se reclamaría violentamente lo que legítima y democráticamente le pertenecía. “Por eso creo que madero es un personaje extraordinario, y que hay muy poco líderes en la historia del mundo que hayan tenido esas capacidades para transformar una realidad de la que forman parte y que sin embargo se proponen modificarla, y lo consiguen”, espetó.

Seguir contándonos la historia

“Si no las contamos (las historias), no entendemos de dónde venimos, no conocemos nuestro origen”, aseguró reflexivo Felipe Ávila ante la pregunta de la importancia de seguir, pese a los años, contándonos estas historias:

“Porque esta sociedad que hoy tenemos, con muchas libertades, con muchos derechos y muchas conquistas. Es una sociedad que no existía hace 110 años. en 1910 no había democracia, no había partidos políticos, no había educación universal, no había derecho a la salud, no había sindicalización, no había derecho de huelga, no había derechos humanos reconocidos, los campesinos no tenían tierra, las mujeres no tenían derecho a votar, las comunidades indígenas y afrodescendientes no tenían reconocidos sus derechos.

“Y esto que ahora tenemos no es gratuito, es producto de una lucha histórica de generaciones y generaciones que dieron su vida por construir una sociedad mejor. Y nosotros somos parte de eso, entonces, lo que tenemos que hacer al ir a la historia es: reconocer ese proceso el que formamos parte, porque nosotros somos herederos y beneficiarios de una lucha social de generaciones y generaciones que fueron construyendo este país que hoy tenemos

“Si eso no lo apreciamos, no lo valoramos y no nos reconocemos como parte de ese proceso, no vamos a preocuparnos como deberíamos por consolidar y profundizar esta herencia de nuestros antepasados. Por eso es tan importante la historia”, concluyó el autor mexicano.

Felipe Ávila presentará su libro, El padre de la democracia, el 23 de febrero, a las 19:00 horas, en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. Le acompañarán la historiadora Veka Duncan y el monero Rafael Baraja “El Fisgón”.

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