Los pequeños del albergue cuentan con asistencia educativa pero también psicológica.
Foto: Miguel Martínez Corona | Los pequeños del albergue cuentan con asistencia educativa pero también psicológica.  

Ante la cancelación del CBP one, aplicación que permitía a los migrantes solicitar asilo o un permiso para entrar a Estados Unidos, tras la llegada de Donald Trump a la Presidencia, los albergues dejaron de ser un lugar de tránsito inmediato y se han convertido en un lugar de consuelo y cobijo al que los migrantes definen como su nuevo hogar ante la selva de cemento que representa para ellos la Ciudad de México.

El sacerdote Juan Luis Carbajal Tejeda, director de la Casa del Migrante Arcángel Rafael, en la Ciudad de México, refirió sobre la labor que realizan en este albergue, donde buscan fortalecer la independencia de los migrantes al dar soporte en cuestiones de empleo, asesoría legal, atención psicológica, médica y actividades lúdicas que se ofrecen para apaciguar los daños que los migrantes han sufrido en su camino al sueño americano.

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Dicho albergue resguarda actualmente a alrededor de 200 personas que salen y entran, incluidos 35 niños, siendo el huésped más pequeño un bebe de apenas 15 días de nacido. 

La mayoría de los habitantes provienen de Venezuela, Cuba, Ecuador y Perú, pero también hay residentes de Rusia y hasta Azerbayán.

Según Carbajal Tejeda, los migrantes le han narrado las injusticias que sufren al llegar a territorio mexicano. Afirman que, en muchos casos, desconocen si las agresiones provienen del crimen organizado o de servidores públicos, ya que, según relatan, funcionarios de migración los han entregado "a los malos".

El sacerdote refirió que una de las mayores necesidades del albergue son medicamentos pues varios niños tienen problemas pulmonares.
El sacerdote refirió que una de las mayores necesidades del albergue son medicamentos pues varios niños tienen problemas pulmonares.

Irregularidad en apoyo

Aunado a ello, acusó que en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) “no hay la voluntad para recibir a los migrantes, porque si así fuera, la tramitología no sería tan complicada”.

Como es el caso de Edwin Ricardo, chef internacional y originario de Venezuela, quien se encarga de preparar los alimentos para los habitantes de la casa del migrante.

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Acusó que desde que llegó a la Ciudad de México, hace casi un año, la Comar no lo ha llamado ni una sola vez. Además, señaló que su estancia fue dura, pues sufrió discriminación y extorsiones por parte de funcionarios del INM.

Pese a las dificultades que enfrentan los extranjeros en movilidad, el sacerdote señaló que los más afectados son los pequeños, pues durante la ruta viven situaciones que marcan su infancia: “Golpean a los niños para que sus madres den dinero por ellos o incluso han presenciado cómo abusan sexualmente de sus madres.

“No sé si los niños no saben lo que está pasando o son más resilientes, ya que al llegar al albergue y conocer a otros niños hacen amistad, al poco rato ya los ve uno riendo y jugando”.

Ante ello, en la Casa del Arcangel Rafael se busca que los niños sepan que ellos también tienen derechos, promoviendo un ambiente de seguridad y de integridad.

Coeditora de la sección México en el diario 24 HORAS. Editora y redactora. Con experiencia en el área política y social. Interesada en el periodismo literario y de largo aliento.

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