Foto: Cuartoscuro / Archivo También se registró la explosión de un ducto de Pemex el 10 de julio de 2007, hecho que se adjudicó el llamado "Ejército Popular Revolucionario"  

El atentado con un «libro bomba» que sufrió la senadora por Morena, Citlalli Hernández Mora, el miércoles pasado, no es el único hecho de esta naturaleza en la historia reciente de México. Desde los años 70 del siglo pasado, cuando diversas organizaciones guerrilleras comenzaron a actuar en diferentes partes del país, se han producido una serie de ataques.

 

Destacan los 21 atentados con bomba en Guadalajara, Michoacán, Oaxaca y San Luis Potosí, que se adjudicó en 1974 el grupo insurgente Unión del Pueblo, que no dejaron víctimas, pero sí causaron alarma.

 

Un sitio en internet llamado «Escrito con sangre» (sobre el cual se advierte previamente que contiene información e imágenes que pueden resultar ofensivas), relata, entre otros, los atentados con bomba contra las tientas «Astor» y «Blanco», en el Centro Histórico de la Ciudad de México, el 13 de mayo de 1978, agresiones que terminaron con la vida de 58 personas.

 

En ambos casos, tras la detonación de una bomba, los locales se incendiaron y terminaron por derrumbarse.

 

También hubo un ataque con bomba molotov en el desfile del 1 de mayo de 1984 Día del Trabajo. El autor del atentado, Juan Armando Palacios Máquina «El Pato«, relató después que pretendía acabar con la vida del entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado, si bien sólo resultaron heridos los embajadores de Brasil y Cuba en México, así como el entonces director del ISSSTE.

 

En internet y en redes sociales circulan diferentes recuentos sobre los atentados terroristas que se han suscitado en el país, entre los que destacan los ocurridos a partir del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) el 1 de enero de 1994, cuando se reiniciaron los ataques con bomba.

 

El 8 de enero de ese año, el grupo denominado Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo-Partido de los Pobres (PROCUP), hizo estallar un coche bomba en el centro comercial Plaza Universidad, al sur de la Ciudad de México, que dejó cinco heridos y cuantiosos daños materiales.

 

En esa semana, ese grupo se adjudicó la explosión de dos artefactos colocados en sendas torres de energía eléctrica en Cuautitlán Izcalli, Estado de  México, que tampoco dejaron heridos.

 

El 8 de enero de 2001, tres artefactos caseros fueron colocados frente a sucursales del Banco Nacional de México (Banamex), en Palmas, Tlalpan y la colonia Bondojito, en atentados que reivindicó el grupo denominado «Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo» (FARP) y que tampoco dejaron muertos ni heridos.

 

El 6 de noviembre de 2006 detonaron sendos artefactos frente a las sedes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), en tanto que se encontró otro artefacto (que fue desactivado antes de estallar), en una sucursal del banco Scotiabank.

 

El 15 de febrero de 2008 se registró un ataque con bomba en avenida Chapultepec número 346, en la Ciudad de México, a dos calles de la entonces Secretaria de Seguridad Pública del Distrito Federal, que dejó un muerto y dos heridos.

 

En instalaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex), se registraron dos explosiones: una en Salamanca y otra en Valle de Santiago, ambas en Guanajuato, el 15 de julio de 2007. En ninguno caso hubo heridos.

 

También se registró la explosión de un ducto de Pemex el 10 de julio de 2007, hecho que se adjudicó el llamado «Ejército Popular Revolucionario» (EPR).

 

La noche del 15 de septiembre de 2008, la fiesta popular por el 198 Aniversario del inicio de la Revolución Mexicana en el centro de Morelia, Michoacán, se vio interrumpida de manera violenta por el estallido de dos granadas de fragmentación que dejaron tres muertos y cuatro heridos.

 

Apenas un día antes del ataque que sufrió la senadora de Morena, Citlalli Hernández Mora, un trabajador de una sala cinematográfica en San Juan de Aragón, en la Ciudad de México, resultó con heridas en las manos al sacar un paquete que alguien dejó debajo de una butaca, que resultó ser una bomba de fabricación casera, aunque afortunadamente de escasa potencia.

 

 

Ataques a los Medios

 

 

Como parte de la ola de ataques perpetrados por el PROCUP destaca el caso del periódico «La Jornada», que después de publicar numerosos comunicados de esa agrupación decidió dejar de hacerlo, por lo que había instrucciones para el personal de seguridad de no recibir más documentos de ellos.

 

En una ocasión llegó hasta las instalaciones (entonces en la avenida Balderas de la Ciudad de México) un mensajero del PROCUP, quien dejó un sobre en manos de un joven que se encontraba en la recepción y salió inmediatamente.

 

Según relatan trabajadores del diario, esta persona salió detrás del mensajero para devolverle el paquete, pero ya en la calle le dispararon, causándole la muerte inmediata.

 

Este ataque es uno de tantos con armas de fuego como con explosivos que reporta la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (55 agresiones entre los años 2006 y 2015), así como otras autoridades, contra instalaciones de medios de comunicación.

 

 

La organización Artículo 19 reporta entre estos ataques 20 ocurridos en Coahuila y Tamaulipas; nueve en Nuevo León; cinco en Sinaloa; ocho en Chihuahua y Quintana Roo, seis en Oaxaca y Veracruz, otros tantos en Guerrero, Jalisco y Nayarit, y dos más en el Estado de México.

 

Instalaciones de Televisa en distintas partes de la República son las que más ataques han registrado, con 11 en total; el diario Reforma, ocho; El Mañana en Tamaulipas, tres, y El Siglo de Torreón, dos atentados.

 

 

 

jhs