El Partido Acción Nacional (PAN), expresó un extrañamiento a la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo por la creación de la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral, un órgano que, según los legisladores panistas, pretende sustituir al Congreso como espacio natural de deliberación democrática y pone en riesgo el sistema electoral construido durante décadas con diálogo y consenso plural.
El PAN adelantó que mañana presentará ante la Comisión Permanente un punto de
acuerdo que incluye el extrañamiento a la titular del Ejecutivo Federal por crear una comisión presidencial sin pluralidad ni participación ciudadana.
Así como el exhorto a las Cámaras del Congreso a integrar una comisión plural, con legisladores de todos los grupos parlamentarios, sociedad civil, especialistas y autoridades electorales, que garantice un debate democrático e incluyente sobre cualquier reforma electoral.
El PAN reafirmó que no respaldará ninguna iniciativa que busque debilitar al sistema de partidos o a las instituciones electorales.
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“México necesita fortalecer su democracia con reglas consensuadas, no retroceder con imposiciones autoritarias”, expresó el partido.
Además, amenaza con debilitar el sistema electoral mexicano construido con décadas
de esfuerzo, diálogo y consenso plural.
PAN no respaldará reforma electoral que debilite a partidos o instituciones electorales
Recordaron que la reforma política de 1977, México comenzó a trazar el camino hacia un sistema democrático en donde el respeto a las diferentes opiniones, la tolerancia, el pluralismo y el diálogo se ejercieron como elementos primordiales de entendimiento y de la convivencia dentro del espacio de lo público.
“Desde entonces, y a lo largo de cuatro décadas, las instituciones del sistema político mexicano se han reformado conforme a las exigencias de los nuevos tiempos y al proceso de consolidación democrática”, señaló el PAN.
A su vez, dentro de la agenda de reformas derivadas de la transición democrática, las fuerzas políticas participaron desde sus propios intereses y proyectos de nación en la edificación de un sistema electoral adecuado.
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Puntualizaron que las “grandes reformas electorales” en México —1977, 1990, 1996, 2007 y 2014— no fueron reformas de partido, sino de Estado, deliberadas en su momento entre legisladores, gobiernos, sociedad civil y partidos políticos.
“Esa ha sido la clave de su legitimidad y su eficacia. Todas y cada una de ellas fueron resultado de procesos legislativos formales y de acuerdos políticos entre las principales fuerzas del país”, externó la oposición.