Foto: Cuartoscuro Emilio Rabasa exasesor en materia de Derechos Humanos  

El año de 1968 y la revuelta estudiantil universitaria en México es un parteaguas en lo que se refiere a la cultura de la participación política ciudadana, un movimiento que impulsó el llamado proceso democratizador del país, mismo que hoy en día no se debe poner en riesgo.

Eso lo sabe bien Emilio Rabasa Gamboa, hoy escritor, antes secretario general del IMSS y político que participó en los diálogos de paz con los zapatistas en Chiapas; alguien que desea alertar de la importancia de la independencia de los poderes y del peligro de concentrar el mando.

“El desmantelamiento del sistema de los organismos autónomos, por ejemplo, va en esa dirección. Y también la intromisión del Legislativo al Judicial, al pretender con un artículo transitorio de una ley reformar la Constitución y extender el periodo del ministro presidente (Arturo) Zaldívar en la Corte, lo que el Ejecutivo no solo ha aplaudido, sino reconocido como necesario para la reforma judicial”, detalló en entrevista con 24 HORAS.

Para el exasesor en materia de Derechos Humanos otra gran reforma pendiente es la de las dirigencias de los partidos políticos: “Antes de la democratización no tenían un estatus constitucional. Con la reforma al artículo 41 se les incluye como entidades de interés público y se les dota de medios financieros y acceso a medios de comunicación social, fundamentales en toda democracia y en las campañas políticas”.

Rabasa Gamboa, quien se graduaba como abogado en el 68 y ha colaborado en el ámbito electoral de México, escribió el libro Del estado de súbditos al estado de ciudadanos (Tirant lo Blanch, 2021), colección de cuatro ensayos sobre el proceso democrático de México.

En el texto, da testimonio sobre dicha transición desde la lucha política que encabezó en San Luis Potosí Salvador Nava contra el cacique Gonzalo Santos, “y todas las reformas electorales a partir de los años 70, cuando hubo avances y retrocesos, hasta lograr la alternancia a nivel local, estatal y federal, con la elección del año 2000 y las reformas institucionales”.

Los cambios que afectan a la Suprema Corte, agregó, los respeta, pero no los comparte, “porque no creo en reformas que solamente puedan ser aseguradas por un solo hombre; México, como lo dijo hace muchos años Plutarco Elías Calles, transitó de un país de hombres a un país de instituciones”.

Otra razón para publicar el libro, narra el maestro en Filosofía Política, fue darse cuenta que los alumnos jóvenes dan por hecho la actual democracia, y no conocer el camino que se recorrió para lograrla puede llevar a perderla.

LEG