La adopción de estilos de vida propios de los estadunidenses muestra ya un impacto severo en la salud de los hijos de inmigrantes hispanos: Las nuevas generaciones nacidas en Estados Unidos viven en promedio dos años menos que sus padres, afectados por enfermedades del corazón, diabetes y presión arterial.
El diario The New York Times publicó que varios estudios realizados en aquel país demostraron que, en general, las nuevas generaciones de hispanos nacidos en la Unión Americana viven, en promedio, tres años menos.
"Hay algo acerca de la vida en los Estados Unidos, que no es propicio para la buena salud a través de las generaciones", dijo Robert A. Hummer, un demógrafo social en la Universidad de Texas en Austin.
Las investigaciones muestran que la ventaja de los inmigrantes se desvanece con la adopción de comportamientos propios de los estadunidenses: consumo de tabaco y alcohol, las dietas altas en calorías y el sedentarismo, señala el texto.
Los alimentos, sus porciones y la accesibilidad deslumbran a los recién llegados, quienes perciben esto como una promesa ilimitada de lo que será su nueva vida.
Esa nueva vida debería incluir una mejor salud, pues su nivel socioeconómico aumenta y con ello la posibilidad de acceder a mejores servicios. Sin embargo, ocurre todo lo contrario, y las nuevas generaciones vivirán menos que sus padres y abuelos inmigrantes.