Los salvadoreños votaron ayer para renovar el Congreso y las alcaldías, en unas elecciones cruciales para el presidente Nayib Bukele, que busca afianzar su poder con una mayoría legislativa.

Los mil 595 centros de votación cerraron a las cinco de la tarde tras una jornada de 10 horas en la que unas 5.4 millones de personas estaban llamadas a sufragar.

Tras una campaña marcada por la violencia, la votación, que también determinará los salvadoreños designados al Parlamento Centroamericano, se celebró bajo la vigilancia de 40 mil efectivos de seguridad, entre policías, militares y observadores internacionales.

Los centros electorales abrirían a las 07:00 horas, pero muchos lo hicieron con un retraso de hasta dos horas, lo que provocó un airado reclamo de Bukele para denunciar un posible fraude… del cual acusó al Tribunal Supremo Electoral (TSE).

«Decían que era mentira, que era imposible que el Tribunal hiciera fraude, si eran los garantes de la institucionalidad, del Estado de derecho. Se los dijimos mil veces, que por corrupción o incompetencia, todo lo harían mal», escribió el mandatario en Twitter.

Horas más tarde, en conferencia de prensa antes de emitir su voto, Bukele insistió en el tema, pero evitó hablar de fraude, y aludió a «irregularidades no intencionales y otras que sí».

La jefe de la misión de observadores de la OEA, María Eugenia Vidal, destacó a media jornada que la contienda se desarrollaba «en paz, en tranquilidad», y celebró la participación de los electores en un contexto de pandemia.

LEG