La administración de Donald Trump acusó a cárteles y pandillas de poner precio a la vida de agentes federales de migración, en una presunta escalada sin precedentes de amenazas contra el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y la Patrulla Fronteriza. Según reveló la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, las organizaciones criminales estarían ofreciendo dos mil dólares por el secuestro y diez mil por el asesinato de agentes específicos, cuyas fotografías ya circulan en redes clandestinas.
“Son pandillas, cárteles y grupos terroristas conocidos. Quieren eliminar a quienes les impiden ganar dinero con sus redes criminales”, declaró sin pruebas Noem en Fox & Friends, donde también aseguró que el Departamento del Tesoro investiga la financiación de estas operaciones.
Las declaraciones se producen tras una serie de incidentes violentos que han puesto en alerta a las autoridades. En Dallas, un francotirador atacó una sede de ICE dejando un muerto y dos heridos, mientras que en Chicago, una caravana de diez vehículos rodeó a agentes fronterizos, desatando un tiroteo en el que una mujer armada murió. La víctima, ciudadana estadounidense, era señalada por el DHS de haber participado en una campaña de doxing —difusión de datos personales— contra oficiales.
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Donald Trump respondió al episodio ordenando el despliegue de 300 soldados de la Guardia Nacional en Chicago, pese a la oposición del gobernador demócrata J.B. Pritzker, quien acusó al gobierno federal de “convertir la ciudad en una zona de guerra”.
La medida amplía el patrón de militarización interna que ya abarca Washington y Oregón, donde un tribunal federal bloqueó recientemente la presencia de tropas.
En medio del clima de confrontación política, Noem calificó a Chicago como una “zona de guerra literal”, denunciando que las autoridades locales obstaculizan el trabajo de los agentes: “Ni siquiera se les permite usar los baños en edificios públicos”.
La Casa Blanca defiende las redadas masivas y los refuerzos militares como parte de su ofensiva contra la delincuencia y la migración irregular, pese a que 58 por ciento de los estadounidenses se oponen al uso del ejército en las calles, según una encuesta de CBS.
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Trump, por su parte, insiste en que “las ciudades están bajo ataque” y que su gobierno “recuperará el control”.
